Monday, November 06, 2006

CUANDO LA IZQUIERDA SE PERVIERTE

Gloria Leticia Díaz


En su biografía política, editada por el Fondo de Cultura Económica, Joel Ortega Juárez retoma su crítica a la izquierda partidista, de la que formó parte en tiempos del PC y del PSUM. Y aunque no alcanzó a incluir un análisis de las elecciones federales pasadas, en entrevista subraya que el gran error de Andrés Manuel López Obrador fue privilegiar alianzas con priistas en vez de fortalecer la participación de las organizaciones sociales.Reprobado por el PRD sin ser uno de sus militantes, por haber promovido a Vicente Fox en el 2000 con “una consigna de ni un voto al PRI, que no es lo mismo que el voto útil”, Joel Ortega Juárez acusa a “los burócratas” de la izquierda mexicana de “habernos robado el sueño” en la elección del 2 de julio pasado.“No me arrepiento de haber votado por Fox, pero no creo en foxilandia, es un horror. Hubiera sido peor si gana el PRI, porque no iba a ganar el PRD. El 2 de julio (pasado) sí, por eso no se pueden perdonar tantos errores”, dice en entrevista con Proceso. El mayor yerro de Andrés Manuel López Obrador, señala, fue privilegiar sus alianzas con el PRI antes que con los movimientos sociales.Autor de El otro camino. Cuarenta y cinco años de trinchera en trinchera, Ortega Juárez se asume como un hombre de izquierda que vive bajo el postulado marxista: “No es la conciencia la que determina al ser sino al revés”.Exintegrante del Partido Comunista y crítico de las actitudes autoritarias en la izquierda partidista, Ortega Juárez es conocido entre algunos dirigentes del PRD como el “Joel Ortega bueno”, para distinguirlo de su homónimo, el secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, allegado a Manuel Camacho Solís. Pero públicamente no hay perredista que le reconozca alguna contribución a Ortega Juárez, dirigente del Consejo Nacional de Huelga de 1968, sindicalista universitario e integrante del Comité Central del PCM y el PSUM –antecesor del PRD– y miembro del comité ciudadano de apoyo a la Fiscalía Especial para los Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp).“Una reacción muy imbécil del PRD es decir ‘el que no está conmigo es de derecha’. Yo lo he sufrido, me condenaron por ser crítico de Cuauhtémoc (Cárdenas), por apoyar a Fox, lo escribí y dije con toda claridad que no votaría jamás por (Felipe) Calderón. ¿Qué quieren que haga, que le dé un balazo a Calderón para demostrar que no soy panista? Nunca, pero tampoco soy de ellos”.En su biografía política, que recientemente fue publicada por el Fondo de Cultura Económica, Joel Ortega no se refiere al proceso electoral pasado, pues entregó el original en noviembre de 2005 para que saliera en marzo de este año, pero la editorial retrasó seis meses el lanzamiento.Uno de los motivos para escribirlo, admite, fue “influir en lo que se pueda, y otra es para que no me borren de la historia. No sé cuánto contribuí. Me reclaman porque apoyé a Fox, pero hoy estoy en completo y absoluto desacuerdo con lo de Oaxaca. Me da mucha pena por el país, pero ese pobre cabrón va a terminar de la peor manera posible”.La alianza con el PRIEn la elección presidencial pasada, dice Ortega, se demostró que persiste una tendencia social hacia la izquierda, pero ésta no se corresponde con los liderazgos, que “son oligarcas todos” y están sostenidos por un “modelo de control tributario de la gente. Es una perversión que corre el terrible riesgo de que cuando no hay dinero se cae, porque no es genuino. No hay en el PRD una corriente dispuesta a enfrentarse con el sistema porque pierden privilegios”.Ortega Juárez tampoco comparte la teoría del fraude electoral que sostiene la coalición Por el Bien de Todos, que acepta los resultados en la conformación del Congreso de la Unión pero no los presidenciales.“Resulta que Andrés Manuel López Obrador tuvo más votos que el PRD, imagínate el delirio: en donde hubo fraude tuvieron más votos y donde no hubo, menos. Qué clase de fraude tan estúpido de regalar votos.“La verdad es que perdió porque se equivocó en la estrategia, privilegió su alianza con el PRI y eso le costó un millón de votos menos, que votaron por Patricia Mercado, otro millón menos de los que anulamos la boleta como yo, y un millón más que no fue a votar por el llamado de Marcos. Si esos seis puntos los hubiera reunido López Obrador, tendría 41%. Perdió por la alianza con el PRI y ese es el problema de fondo”, sostiene.Al respecto, cuenta que el 5 de junio, en las exequias de Adolfo Aguilar Zinser, increpó a Manuel Camacho Solís:–Estás engañando a Andrés Manuel, no van a tener capacidad para ganar.–¿En qué te basas para decir eso? –preguntó Camacho.–En ti. No sacaste ni el 2% para el registro de tu partido –replicó Ortega.Para él, la alianza que le atribuye a Ló-pez Obrador con el PRI es incluso para “demandarlo a él y al PRD ante la Procu-raduría Federal del Consumidor, la etiqueta es de izquierda pero el contenido es del PRI, en su programa, su gente y sus prácticas”.Para demostrarlo, Ortega repasa los personajes que acompañaron la candidatura de López Obrador: Roberto Vega Galina, dirigente del sindicato del IMSS, o Francisco Hernández Juárez, con 30 años al frente del sindicato de telefonistas. “No es un asunto de dogmatismos ni radicalismos, es que así no se puede construir una izquierda real, si no está arraigada y comprometida con el movimiento social”, comenta.Insiste: “Vamos a suponer que hubo fraude, ¿Qué ocurrió para perder en cuatro meses 12% de la votación que tenía López Obrador? Ese no es un error del IFE, del maguito (Carlos) Ugalde o del monaguillo Calderón. Es un error de ellos, escogieron mal, se aliaron mal, se pelearon entre ellos y privilegiaron a los priistas. Ese fue el peor error, no importa el nombre, Camacho o Socorro (Díaz), si priistas sobran”.El plan “b”Ortega retoma un pasaje de su libro: refiere que el expresidente Luis Echeverría le reveló en 1986 que estaba detrás de la conformación de un equipo que se vincularía con la izquierda, y en él estaban personajes que un año después formarían la Corriente Democrática del PRI.“Lo que dijo Echeverría es que ellos tienen la capacidad de cambiar de piel para seguir siendo iguales, y que tienen un stock de cuadros con el mismo proyecto: nacionalismo de mentiras, se prepararon para lo que venía, un desastre en el PRI, y construyeron una salida de emergencia. Así la Corriente Democrática y el PRD se convirtieron en el plan ‘b’ del PRI”.Otro de los errores de la izquierda partidista, señala el entrevistado, es la carencia de una base social auténtica, pues en su opinión las movilizaciones en favor de López Obrador fueron posibles en parte por el “tributo” que le rinden las bases clientelares: “Así es muy fácil llenar el Zócalo, si para empezar hay 200 mil vendedores ambulantes en el Distrito Federal. Hazaña fue para los estudiantes del CGH o para los seguidores de Marcos, que se movieron sin aparato y sin estructuras”.En cambio, señala, “Andrés Manuel fue un líder que se hizo fuerte, famoso y querido en la región Chontal cuando era funcionario del Instituto Nacional Indigenista porque repartía dinero a las comunidades pobres. No es un corrupto, subrayo, pero así no haces movimiento, haces clientes, limosneros. Las luchas son las que forman a los movimientos y de ahí surgen los líderes”.Por esa carencia de “piernas sociales” –como dice Ortega Juárez–, López Obrador fue desairado por los miembros de la APPO, que el pasado 31 de octubre le pidieron que no marchara con ellos para repudiar la represión en Oaxaca:“Es dramático que un líder que llenaba el Zócalo hace mes y medio, se quedara con 500 gentes, y peor que los de la APPO le dijeran ‘quítate’, porque en lugar de hacerse acompañar de un líder real va con Porfirio (Muñoz Ledo). ¿Qué le puede decir a un profesor con muertos y persecución de un gobierno priista que esté ahí Muñoz Ledo? Es una mentada de madre. No entienden, porque no tienen una historia ligada la movimiento social”.Lo mismo, observa, le ocurrió a Ló-pez Obrador con los estudiantes de la Uni-versidad Nacional Autónoma de México, entre quienes “no consiguió la menor reacción. Y no es que los muchachos fueran apáticos, sino que no creyeron en él. Pero surge otra cosa, como la APPO, y ahí están, o viene Marcos y reúne a 15 mil muchachos. Los campamentos en Reforma eran una vergüenza, los jóvenes que había eran porros de la FEU (Federación Estudiantil Universitaria)”.Afirma Ortega que en el proceso electoral pasado ganó Felipe Calderón, y “si no lo aceptamos, no vamos a poder cambiar nunca. Este es un país conservador, y es muy triste. Mucha gente está apoyando la intervención de la PFP en Oaxaca, y esa es la verdad, no es fraude ni algoritmo ni nada, es la gente. Porque no hay un discurso de las izquierdas que le resulte atractivo, que tenga eficacia y objetivos muy simples: conseguir un bienestar mejor que el de hoy”.Para él, en México “la decisión, la voluntad y los movimientos son de izquierda y cada día más fuertes”, pero mientras no haya “estructuras con ‘piernas’ sociales, con raíces en la sociedad, en los sindicatos, en las universidades y en los barrios, no vamos ha hacer nada”.Por ello, el reto de la izquierda parlamentaria será “tender puentes con los movimientos sociales” y cambiar el discurso, dejando atrás “viejos credos, como defender a Pemex, la Comisión Federal de Electricidad y el Estado laico, que no le dicen nada a un joven de Nezahualcóyotl, por ejemplo, que todos los días tiene que lidiar con la policía que lo extorsiona”.Por eso, “tristemente, una parte de los jóvenes, incluso pobres, votaron por Calderón, aunque todos sabemos que el país no creció. Hay otros datos, como que nació una nueva clase media, y mucha gente sintió con los panistas un cambio y por razones conservadoras votaron por ellos”.Lo peor del caso, apunta es que “la izquierda no tiene un discurso para los iracundos de Atenco o de Oaxaca… Necesitamos una izquierda intérprete, que traduzca el lenguaje de los marginados y condenados de la tierra a la lucha política”.Para el también profesor y articulista, mientras los líderes de la izquierda partidaria no conozcan las necesidades de la gente, va a ser difícil que se pueda conseguir una estructura que pueda romper con el sistema y llevar a esa opción política al poder:Considera que las organizaciones sociales, como la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca, son un ejemplo de que “no hay marcha atrás”, y confía en que el país “va a crear su propia reserva de direcciones, de líderes, y va a construir una fuerza política nueva. Puede ser que se exprese a través del PRD en lo electoral, pero también quebrando el aparato corporativo del charrismo, eso es lo principal”.Aunque reconoce que Vicente Fox fue un ilusionista que “desapareció el cambio en nuestras narices” y que en su gobierno se cometieron atropellos, considera que “se cayó la cortina de nopal” y que por ello el país no puede retroceder, ni aun con Felipe Calderón, que llega al poder sumamente cuestionado por el pequeño margen de votos a favor, con 17 gobernadores del PRI y seis del PRD, sin control de las cámaras y con un movimiento social efervescente.“Muchos islotes de libertad que tenemos no los pueden controlar. ¿O acaso van a callar a Proceso? Lo que logramos con Fox es que se cayó la cortina de nopal, nos ven hasta los calzones. Lo que pasa en Oaxaca lo ven en todo el mundo y no pueden actuar impunemente”. l

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