Wednesday, December 13, 2006

No hay asombro, Fecal está pagando sus deudas

Son ordenaditos, responden al llamado de la hiena. Uno en el Issste, otro en una subsecretaria del ramo en cuestión. No hay presupuesto para las Universidades públicas. Estamos ya en la dinámica del gobierno espurio. Quién en su sano juicio pude cuestionar el papel y la presencia de la UNAM ? Cuándo se trata de una institución que le ha dado a nuestro país dignidad con hombres y mujeres salidas de esas aulas ? No está de más: si, reflexión, pero una actitud intransigente ante cualquier retroceso. Decía Heberto Castillo: " Vamos navegando en una enorme nave donde todos somos importantes, no podemos anular a los azules, por principio nosotros, los de izquierda, no asesinamos, nuestras acciones van encaminada a construir una patria donde todos tengamos nuestro espacio "

1 comment:

Carlos Gustavo said...

A ROMPER EL CERCO INFORMATIVO!!!

¿López mejoró la educación en la capital del país, que gobernó?

En el Distrito Federal creó la Universidad de la Ciudad de México y la presentó como un modelo a seguir y prueba fehaciente de su compromiso con la calidad educativa. Muy bien.
¿Cómo se ingresa a la Universidad creada por López Obrador?
¿Qué tan rigurosos son los exámenes de admisión?
¿Cuánto importan los conocimientos del aspirante para ocupar un lugar?
A la Universidad de la Ciudad de México no se entra por medio de un examen, sino a través de una rifa.
Los estudiantes que logran un lugar en la Universidad creada por López Obrador no fue porque sus conocimientos o el esfuerzo les hicieran conquistar una plaza y así desplazar a otros.
No entran los mejores. Entran los suertudos.
Entre los argumentos que la UCM ofrece para justificar que el acceso sea a través de una tómbola, está el que según las autoridades nombradas por López Obrador un examen de admisión resulta inequitativo.
El rector de esa Universidad, Manuel Pérez Rocha, justificó la ausencia de exámenes en entrevista con el suplemento Campus, que dirige Jorge Medina Viedas en el diario Milenio: “Consideramos que, en rigor, individualmente ninguno de los aspirantes tiene más méritos que otros. Ni el estudiante que viene con mejor promedio, ni el estudiante que obtiene mejor resultado en un examen de 120 preguntas”.
En la Universidad de la Ciudad de México asistir a clases no es obligación.
Tampoco hay tareas.
Y para acreditar una materia no es necesario presentar exámenes.
Ahí, en la Universidad de la Ciudad de México, cuatro mil 800 jóvenes pierden su tiempo.
Están engañados con la ilusión de un título universitario que se va a transformar en fracaso a la hora de competir por una plaza en el mercado de trabajo.
Esa es la Universidad creada por López Obrador.
¿Con ese modelo va a mejorar la calidad de la educación en el país?