Thursday, November 22, 2007

Muere Fernando Fernán Gómez, pilar cultural del siglo XX español



A lo largo de su vida recibió el premio Goya en cinco ocasiones, hecho sin precedente

Desarrolló un peculiar estilo en más de 200 películas e incontables obras de teatro

También desempeñó con brillantez la escritura y la cinematografía

Es considerado uno de los intelectuales más comprometidos de su época; siempre llamó a defender la libertad con el pensamiento y la palabra


Armando G. Tejeda (Corresponsal)


Madrid, 21 de noviembre. Fernando Fernán Gómez, hombre de teatro que cultivó con igual brillantez la poesía, la novela y el cine, murió hoy a los 86 años en el Hospital de la Paz de Madrid, donde permanecía ingresado desde hace un mes por un padecimiento crónico.

De voz severa y grave, mirada penetrante, y aguda inteligencia, Fernán Gómez se definió como una persona dispuesta “a defender la libertad, no con la violencia y la sangre, sino con el pensamiento y la palabra”.

Fernán Gómez fue más conocido por su faceta de actor, la cual desplegó con su peculiar estilo en más de 200 películas y en incontables obras de teatro; sin embargo, fue una persona de registros diversos, por lo que se le consideraba una de las personalidades más relevantes de la cultura española y uno de los intelectuales más incorruptibles y comprometidos del siglo XX español.

Del ajetreo de la carpa al Príncipe de Asturias

Nació en Lima, Perú, en 1921, cuando su madre, la actriz Carola Fernán Gómez, se encontraba de gira con su compañía de teatro. Desde pequeño vivió rodeado del trasiego y las penurias de las pequeñas empresas de “cómicos” que recorrían el país para llevar su arte a los sitios más remotos, vivencias que volcó con cierta melancolía en su libro autobiográfico El viaje a ninguna parte, quizá la obra que explica con más claridad su origen y su personalidad tan singular.

A lo largo de su vida recibió todos los premios importantes de España por su faceta como actor –como los cinco premios Goya (es el único actor que lo ha logrado), el Premio Nacional de Teatro y el Príncipe de Asturias de las Artes, entre otros. Los galardones fueron sólo un reconocimiento “efímero” a su incansable trabajo tanto en las salas de teatro, como en los estudios de grabación, pero también en su trabajo como escritor. Fernán Gómez fue el protagonista de 200 películas, entre 1949 y 2006, entre ellas las míticas El espíritu de la colmena, El abuelo, La lengua de las mariposas y Para que no me olvides. Además, fue director de más de 20 largometrajes, entre ellos La venganza de don Mendo y El mundo sigue.

Una de sus obras de teatro más importantes fue Las bicicletas son para el verano, escrita, dirigida y actuada por él mismo, en la que volcó sus sensaciones, recuerdos y reflexiones sobre la dureza de la posguerra española y el origen de la dictadura de Francisco Franco.

Fernán Gómez también se convirtió en hito histórico, ya que fue el primer actor de formación e intelectual autodidacta que ingresó en la Real Academia de la Lengua, en 1998, cuando ocupó el sillón B que ahora queda vacante. En su discurso de ingreso, el actor y cineasta defendió la palabra y el pensamiento como únicas herramientas válidas para luchar por la libertad.

Reconocimiento póstumo

La muerte de Fernán Gómez dejo huérfano al mundo del teatro y la cultura en general en España, que han llorado su pérdida con múltiples gestos de cariño y reconocimiento. El ministro de Cultura, César Antonio Molina, señaló que “a lo largo de su vida abarcó todas las facetas, como hombre del Renacimiento, pues pocas personas como él han hecho cosas tan variadas y de manera tan importante”. Mientras, la presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, Ángeles González Sinde, añadió que “no hay nadie que esté a la altura del hueco que deja Fernando Fernán Gómez como actor, director y autor de guiones, obras de teatro y novela; su sombra es enorme, y fue sin duda una de las personalidades más importantes de la historia de España del siglo XX”.

El director del Centro Dramático Nacional, Gerardo Vera, afirmó: “es una persona irremplazable en la cultura española, un agudo escritor, de opinión insobornable, así que se nos va uno de los grandes, no sólo como actor sino como hombre de teatro y de la escritura”. La directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, también se sumó a las condolencias, al sostener que “ha desaparecido el gran hombre del teatro y del cine españoles de la segunda mitad del siglo XX, pero no sólo el actor, sino también el excepcional guionista y director que deja obras maestras”.

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