Thursday, April 10, 2008

¡ Zapata Vive ! 10 de Abril de 1919


Revolucionario mexicano nacido en San Miguel de Anenecuilco el 8 de Agosto de 1880 – muerto en Chinameca el 10 de abril de 1919.
Nacido en 1880 en San Miguel de Anenecuilco, Morelos, en el seno de una familia paisana, trabaja como cuidador de ganado.
En 1906 se une a la Junta de Cuatla que reivindica para sus trabajadores las tierras comunales de los paisanos indios de Morelos, y que es reprimida violentamente por el gobierno.
Hijo de granjeros, la piel mate y buen caballero, dirige el movimiento de ocupación de tierras, formado por granjeros vestidos de una camisa y pantalones blancos quienes, a los gritos de "tierra y libertad", entran en las haciendas defendidas por sus propietarios.
Después de haber obtenido su rendición, las haciendas son expropiadas y repartidas entre los paisanos que las trabajan.
Como líder de la rebelión, Zapata debe refugiarse en la montaña durante la represión.
Reaparece en 1909, siendo proclamado presidente de la Junta de Defensa de tierras de Ayala, comenzando de esta manera su actividad revolucionaria.
En marzo de 1911 se une al movimiento guerrillero de Madero, reforzando el Plan de San Luis Potosí contra el dictador Porfirio Díaz.
El Plan Ayala preve la restitución de las tierras a la población indígena y una verdadera Reforma Agraria.
Su ascenso político lo conduce a hacerse cargo de la organización del movimiento revolucionario en el sur de México, siendo nombrado jefe supremo del movimiento revolucionario de la región meridional, después jefe maderista de Morelos.
Después de la suba de Madero al poder, Emiliano Zapata se levanta contra éste último en razón de su poca diligencia en aplicar la Reforma Agraria, objetivo principal de la Revolución Mexicana.
Su esfuerzo por la Reforma Agraria le valió también la enemistad de Carranza.
El ataque de Victoriano Huerta contra el gobierno de Madero, quien lo hace asesinar, lo empuja a unirse a las tropas constitucionales en 1913.
Un año más tarde, con Pancho Villa y Orozco, firman la Convención de Aguascalientes, rechazada por Carranza, en el curso de la cual deciden ocupar la capital mexicana con las fuerzas convencionales (1914).
La fuerza de las tropas zapatistas le permite ocupar la capital en dos ocasiones, controlando la mitad del territorio mexicano.
Sin embargo, el fuerte contraataque del presidente Carranza y la derrota que le inflige Álvaro Obregón lo obligan a retirarse hacia Morelos y a instalar su cuartel general en Tlaltizapan, conservando la implantación del movimiento revolucionario en el sur de México.
Después de su retirada, afronta en permanencia los ataques de Carranza, defendiendo la instauración de una auténtica reforma agraria que elimine la repartición desigual de las tierras, y que tome en cuenta los derechos de los indígenas, modelo implantado por Zapata en Tlaltizapan.



Zapata crea también en esta ciudad una red de escuelas y servicios públicos.
La acusación de Zapata hacia su antiguo compañero revolucionario, Carranza, se vuelve pública en su carta abierta de 1919 y dirigida al «Ciudadano Carranza», en la cual lo acusa de haber « aprovechado de la lucha para su propio beneficio y el de sus amigos que lo han ayudado. Después de haber repartido el botín, las riquezas, para realizar negocios, banquetes, fiestas suntuosas, bacanales y orgías.
Y prosiguió su acusación: «Usted no ha pensado jamás que la Revolución pudiese beneficiar al pueblo, a las legiones de oprimidos que usted ha alentado con sus discursos».
En respuesta a esta acusación, Carranza organiza un plan para asesinar a Zapata.
En 1919, es convocado para una entrevista política en el curso de la cual un oficial federal, Jesús Guajardo, le ofrece tropas y apoyo para su campaña, dándole cita en una hacienda situada en un territorio dominado por el general revolucionario.
Según el relato de uno de los testigos (uno de los soldados), llegando al umbral, «a quemarropa y sin darle tiempo de sacar sus pistolas, los soldados que portaban armas tiraron dos salvas, y nuestro inolvidable general Zapata cayó para no levantarse jamás».
Con Zapata, a la edad de 39 años, se había apagado el más feroz defensor de los derechos de los indios mexicanos y de la Reforma Agraria.
Su ejemplo ha sido retomado, más recientemente en la actualidad, por el Sub Comandante Marcos a la cabeza del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que defiende los derechos de los indígenas de Chiapas.

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