Monday, June 16, 2008

De Jesús Ibarra Salazar a propósito del libro 2006: hablan las actas de José Antonio Crespo

Démosle voz a los números

Tan pronto me enteré de la salida del libro de JOsé Antonio Crespo, 2006: hablan las actas. Las debilidades de la autoridad electoral mexicana, me fui a la Gandhi y me hice de un ejemplar, el que inicié su lectura en la misma cafetería de la librería, el pasado lunes 9 de junio.
Desde las primeras páginas me doy cuenta del enfoque de su trabajo: el análisis de las cifras del PREP en referencia a la elección presidencial.

Limitantes metodológicas

Las elecciones se ganan con votos por lo que esta variable es la fundamental en el análisis y, si de votos se trata los asignados a los partidos o candidatos deben ser la materia prima de cualquier estudio.
Los órganos electorales han decidido trabajar sólo con las cantidades de boletas recibidas (BR), las sobrantes (BS), la depositadas en la urna (BD) o extraídas de la urna (BEU), la cantidad de ciudadanos que votaron (CQV) y la votación total emitida (VTE). Las primeras cuatro variables corresponden a elementos que se generan antes de que se realice el proceso de escrutinio y cómputo en la casilla; el último, es la que se registra en el acta correspondiente a los resultados y que tiene como referencia al ciudadano sufragante; en ellas pueden apreciarse errores de contero y alteraciones dolosas.
Para el análisis, los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) han establecido una serie de criterios que definen el grado de certeza de los resultados, derivados de las relaciones lógicas entre las variables Boletas recibidas (BR), boletas sobrantes (BS), Boletas depositadas (BD) o boletas extraídas de las urnas (BEU), ciudadanos que votaron (CQV) y votación total emitida (VTE) o suma total de votos. Estas variables deben cumplir las siguientes relaciones:
BR – BS = BD o BR – BS = BEU o BR – BS = CQV o BR – BS = VTE
De estas se concluye BD = CQV o BD = VTE
Finalmente CQV = VTE
Si una de estas relaciones no se cumple se encuentra un factor de incertidumbre en los resultados, indecisión que se define como errores aritméticos, que pueden ser motivo o no de anulación de la votación en una casilla en función de si es o no determinante para definir a un partido ganador. Si la diferencia entre estas relaciones es mayor que la que existe entre los partidos que se encuentran en primero y segundo lugares de las votaciones al error se le denomina error de cómputo y entonces procede la anulación, de lo contrario, no.
El hecho de que estas variables se analicen sólo para el caso aislado de una de las elecciones constriñe el campo visual y, por lo tanto, determina la metodología y la serie de conceptos que los magistrados han desarrollado.
De otro modo, es a partir del tipo de estudio, que depende de las demandas que candidatos han presentado a su consideración, que se desarrolla toda una serie de conceptos y métodos de definición del grado de certeza de los resultados electorales y cuyo centro conceptual se encuentra en los llamados errores aritméticos.
En la medida en que los actores ajenos a estas instancias electorales se sujetan a esta concepción del trabajo de análisis, aunque los resultados sean muy distintos a los del TEPJF, la conclusión es la misma: No hay forma de documentar la existencia de un fraude electoral maquinado, que es la que repetidamente afirma José Antonio Crespo.
En el magnífico trabajo publicado, 2006: hablan las actas, que lleva como subtítulo, las debilidades de la autoridad electoral, se presenta a la sociedad y actores políticos en tres segmentos: quienes aseguran, sin presentar pruebas fehacientes, que se ejecuto un magno fraude electoral, quienes en contra de esta opinión dicen que no lo hubo y con ello ganó Felipe Calderón Hinojosa, y quienes sostienen que de los resultados de las elecciones y del estudio de las irregularidades señaladas, por más que abarcan a muchos más votos que los que se computaron como diferencia entre los dos candidatos más votados, es imposible decidir a un ganador, los agnósticos, entre los que el autor se incluye.
Una limitación más es la que se deriva de la posición, entre estas tres definidas, para el tipo de análisis que se realiza o, de otro modo, se requiere un cambio de paradigma para descubrir nuevas posibilidades y arribar a conclusiones no perceptibles desde una posición ya asumida e invariable, como el agnosticísmo.
La propuesta de cambio de paradigma
Basado en las mismas resoluciones del TEPJF y en las relaciones lógicas de las cifras de las elecciones se puede intentar el análisis desde otra perspectiva.
En primer lugar, se trata de estudiar las votaciones adjudicadas a cada uno de los partidos, en cada casilla, no sólo los registrados en el PREP, sino también en los cómputos distritales (CD), para cada una de las elecciones.
Si cada elector recibe el día de la jornada electoral una boleta para cada una de las elecciones, estas son marcadas a favor de uno de los partidos y depositadas en sus urnas respectivas, entonces, al finalizar el día de la elección y una vez que se agotan los procedimientos de escrutinio y cómputo, las votaciones son asentadas en las actas correspondientes.
En principio, la suma de votaciones o la votación total emitida (VTE) en cada casilla para cada una de las elecciones, debe ser la misma. Es decir, la VTE para presidente (VTEP) debe ser igual a la VTE para diputado (VTED) y ambas iguales a la VTE para senador (VTES).
Si hay diferencia entre dos de estas cantidades, tomadas de dos en dos (por parejas), entonces se puede decir que hay más o menos votos de una respecto de la otra, lo cual debe ser investigado y subsanar el principio constitucional de certeza abriendo los paquetes en cuestión. Hasta aquí nada más puede decirse que lo ya asentado: hay más votos en la elección presidencial que en la de diputados o viceversa, si es que entre las VTE's respectivas hay una diferencia.
Para este análisis partimos de la idea de que las cifras en el PREP, lo mismo que en los cómputos distritales, para cada casilla, deber ser exactamente iguales a las del acta correspondiente para cada elección. Es decir, no aceptamos el argumento de funcionarios y magistrados de que si hay diferencias se debe a errores de captura y lo aseguramos ante el simple hecho de que, si esto se muestra en una sola de las casillas, todo el sistema de resultados queda en entredicho.
Como la limpieza electoral no se ha hecho, entonces podemos trabajar con las actas, que también son documentos oficiales, validados por el IFE y hecho públicos en su página Web: http://www-pef.ife.org.mx/JE2006_AD/.
De este cotejo de cifras entre las tres elecciones y encontrándose diferencias entre ellas puede definirse uno de tres escenarios posibles en la alteración de votaciones:
a) En la casilla,
b) Durante el PREP, o
c) Durante el Cómputo Distrital.
a) Supongamos que al calcular la diferencia entre la elección presidencial y la de diputados se encuentran VTE’s diferentes. Lo que sigue es tener a la vista las actas correspondientes a la casilla y verificar si las cifras en el PREP coinciden con las del acta correspondiente. Si son idénticas en ambos casos, entonces el cambio de votos proviene desde la misma casilla, pues se han registrado votaciones que no se corresponden con el total de ciudadanos que votaron o con las boletas extraídas de las urnas.
b) ¿Cómo entender el caso en que las cifras asentadas en el acta, ya sea de la elección presidencial o de la de diputados no coincide con las asentadas en el acta? Si no aceptamos los errores de captura, entonces el cambio de votaciones de los partidos se realzó durante la ejecución del PREP.
c) Lo mismo que en el caso anterior puede decirse si el ejercicio de cotejo se hacen con las VTE´s del CD, lo cual añade un elemento de ilegitimidad pues son estos los resultados que tienen legalidad y sobre los cuales se declara la validez de las elecciones.
En los dos últimos escenarios, los cambios en las votaciones se realizan en el centro de cómputo del IFE.
¿Pero que ocurre cuando las VTE’s de dos de las elecciones son iguales? Parecería que en este caso no existe indicio siquiera de alteración de votaciones, ya sea en la casilla, durante el PREP o durante el CD. Sin embargo, lo encontrado difiere de esta apreciación y comprueba, sin lugar a dudas, del proceso que se aplicó para el fraude electoral.
Nuevamente recurrimos a la sencilla lógica de las cifras electorales: Damos voz a los números. Si no aceptamos errores de captura en el PREP, con mayor razón los rechazamos en los cómputos distritales, por las razones ya conocidas; entonces, si el acta de escrutinio y cómputo de una elección es el documento fuente de ambas bases de datos y, en consecuencia, no sólo las VTE’s sino las votaciones de los partidos deben ser exactamente iguales.
Se tienen ejemplo de casillas en las que las votaciones de los partidos se han intercambiado, permutando las de uno a las de otro y, con ello favoreciendo a uno u perjudicando a otro.
Quienes aseguramos que el 2 de julio, independientemente de lo sucio de todo el proceso previo en las campañas, lo que podría ser motivo de delitos electorales y posiblemente de la aplicación de la causa de nulidad abstracta, se puso en juego toda una estrategia de alteración de votaciones para asegurar un resultado, dar certeza a quienes consideraban a Andrés Manuel López Obrador como “un peligro para México”, y que hoy lo siguen teniendo en tal concepto y siguen trabajando para definir la elección de 2012 a su mejor conveniencia.
Y por supuesto que tenemos las pruebas fehacientes: las actas de escrutinio y cómputo, las que quienes deseen verlas las pueden tener a la mano, junto con las casillas en las que las diferencias de votos (no de errores aritméticos entre cifras de boletas); quienes se encuentran entre los que aseguran que quien ganó fue Felipe Calderón, no las podrán ver jamás ni aceptar nuestros argumentos; y quienes se ubican entre los agnósticos, la invitación es el cambio de paradigma y salir de los marcos teóricos que los magistrados han impuesto, como ciencia normal, y hagamos una revolución en el análisis de los resultados electorales.
Que es muy complicado sólo con el tipo de ejercicios que hasta aquí hemos comentado, y tal vez sólo con la apertura de paquetes, pueda afirmarse quien en realidad ganó las elecciones, conviene recordarles que hay metodologías científicas, no de pueba o verificación como las aquí presentadas, que se han aplicado para demostrar el fraude.
Ahí están los trabajos de Luís Mochán, que mereciera éste una mención de James K. Galbraith, en su artículo: Doing maths in Mexico, el de Julen Sagardóa, en de Victor Romero y la aplicación de la Ley de Benford por R. Mansilla, del CEIICH, UNAM.
Entre estas demostraciones científicas y la metodología propuesta de verificación del fraude electoral, con sus correspondientes pruebas documentales, sólo esperamos que las elecciones del 2009 y 2012 los ciudadanos podamos estar plenamente seguros de que nuestro voto será plenamente respetado, que la anulación de las votaciones de casilla sean lo menos y se recupere la decisión de nuestros votos.
¿Ya compraron el libro? Hay que leerlo.
Monterrey, N. L.

A 13 de junio de 2008

http://chuyibarra.blogspot.com/

1 comment:

Anonymous said...

salud:

no, esto no es cuestion de cambio de paradigmas, ni de nuestra manera de analizar las cosas, el proceso cognitivo en las personas comunes es mas simple en estos aspectos, tantos votos se emitieron para uno o mas candidatos, tantos le tocaron a cada quien, uno de ellos saco mas votos, uno de ellos gano. asi de simple. el ejercicio del voto no es cuestion de ciencia avanzada, es y debe ser simple.
que se cuenten los votos y punto. no hay mas, puedo asegurar que quiene sostenemos que hubo un fraude enorme tenemos forma de comprobarlo, los neutrales ni los que dicen que gano un usurpador pueden hacer eso. por eso cuando ellos arguyen que quien acusa debe poner pruebas al frente, la respuesta es simple, vamos a contar los votos, casilla por casilla, uno por uno.