Monday, June 09, 2008

Ecologistas en Acción denuncia retenciones ilegales a turistas latinoamericanos

º Uno de los requisitos para entrar a España como turista es el de traer 60 euros diarios, son muchos euros, y paradójicamente, los ciudadanos españoles no podrían viajar ni a Brasil, ni a Chile, ni a Argentina, ni a México, ni a... si se les pidiera lo mismo: según los datos del segundo trimestre del 2007, el salario medio en España es de 33 euros diarios.


Ecologistas en Acción ha denunciado que en el aeropuerto de Barajas se producen retenciones ilegales y arbitrarias de turistas procedentes de América Latina, que, según la organización, cumplen con los requisitos establecidos para entrar en España aunque se les niega este derecho.

En un comunicado la organización asegura que las personas retenidas viven una situación 'lamentable' en Barajas, ya que permanecen durante días en una sala con capacidad para 120 personas (y por lo general el número de personas ahi hacinadas es de unas 240), con falta de camas, con mínimas condiciones sociales, jurídicas y sanitarias, no se les facilita ninguna información sobre su situación y se les asignan abogados de oficio que no realizan su trabajo adecuadamente en muchos casos.

Además, Ecologistas en Acción ha denunciado que los inadmitidos reciben un trato denigrante por parte de los policías y de algunos letrados y han manifestado que la mayoría de los retenidos son ciudadanos latinoamericanos. Ha habido muchas denuncias de parte de brasileños, mexicanos, argentinos y chilenos.

A juicio de la organización, esta situación se debe a la 'interpretación racista de los policías de los requisitos de entrada del Ministerio del Interior', a quien ha demandado la 'inmediata libertad de movimientos de estas personas', así como que se les compense por los problemas que se les ha ocasionado.

Los viajeros a los que los agentes policiales impiden la entrada en España permanecen en la denominada 'sala 3' del aeropuerto madrileño, propiedad de AENA y custodiada por el Cuerpo Nacional de Policía y vigilantes de seguridad privados hasta que la compañía con la que han llegaron dispone de un vuelo de regreso al lugar de origen.

Entre los requisitos establecidos por la UE figura la documentación que justifique el motivo y las condiciones de la estancia, disposición de medios para subsistir y el billete de regreso.

Fuentes del Colegio de Abogados de Madrid han manifestado a Efe que cada día son inadmitidos, solo en la frontera de Barajas, una media de 460 personas.

Desde el pasado día 10 se encuentra en esta 'sala 3' la ciudadana brasileña Janaina Agostinho, de 27 años, sobre la que pesa una orden de deportación que se hará efectiva el próximo día 16, ya que llegó a Madrid con Air Comet desde Natal y la compañía sólo tiene dos frecuencias semanales entre Brasil y España.

Agostinho había sido invitada a pasar veinte días en España por la familia Lupiañez, residente en la localidad almeriense de Adra.

Agostinho cumple todos los requisitos de entrada: pasaporte en vigor, dinero en metálico, reservas de hotel para 20 días, seguro de asistencia en viaje y billete de ida y vuelta, pero los policías han alegado 'falta de documentos' para justificar el rechazo.

Además, la almeriense ha manifestado que su invitada ha sido asistida por un abogado que 'es un xenófobo', ya que lo único que decía es que 'todos los brasileños vienen para delinquir'.

Los Gobiernos de España y Brasil tienen previsto celebrar una reunión a finales de marzo para tratar de resolver los problemas que ciudadanos de ambos países han tenido en las últimas semanas para entrar en territorio español y brasileño.

Desde principios de año han sido rechazados en Barajas más de 1.000 ciudadanos brasileños.

En Brasil se han endurecido los controles migratorios en los últimos días como 'medida de reciprocidad' y han sido inadmitidos más de una veintena de españoles.


Curiosa ley del sofá cama y el extranjero

Menos mal que el señor policía era amable. Tanto que de vez en cuando me aseguraba que no era broma lo que me decía. Y a mí, la verdad, me seguía pareciendo broma que una ley diga cómo han de dormir los invitados en mi casa. O si el sofá cama del salón es cómodo o no, apto o no para extranjeros. Quizá sólo sirva para cuando vienen las amigas de mi hija, siempre que sean nacionales.



También parecía broma que tuviera que demostrar con fotografías la amistad con mis amigos. O que si mi amigo, profesor universitario mexicano, hubiera estado aquí, tal y como ocurrió, invitado por un banco muy poten para dirigir una colección de poesía, no podría volver ahora de vacaciones si no han pasado seis meses desde entonces. O que a mi casa, como hay cuatro dormitorios y somos cinco, sólo podían venir tres, a razón de dos por cuarto como máximo, sin contar el número de futones (el que heredé de él, precisamente) o asimilados. ¿Dejáis allí a Nico o a Mateo? ¿No parece broma? Lo peor es que no es broma. Lo vergonzoso para mí es tener que pedirle a mi amigo partidas de nacimiento, certificados de residencia y de matrimonio y no se cuantas cosas mas para que pueda venir, como tantas otras veces, a veranear a España con su familia, junto a la mía.



Qué suerte tuve cuando, en Semana Santa, pude ir, con los míos, a su casa, en México, sin más papel que el pasaporte. Qué vergüenza me da ahora mi país. Pedro, como sé que allí lees este periódico, desde aquí te pido perdón en nombre, estoy seguro, de muchos españoles que nos avergonzamos de esto.



En todo caso, seguiremos adelante y sepultaremos la burocracia bajo fotocopias compulsadas y fotos, muchas fotos. ¿Te acuerdas de aquélla en el metro de Londres? Espero que sirva para testificar 29 años de amistad, aunque, y ya lo siento, no creo que seamos reconocibles. Un abrazo y hasta pronto, pese a la ley. Antonio Calvo Roy.

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