Wednesday, February 11, 2009

Argentina: entre la isla del doctor Moreau y el barco de Davi Jones

Martes, 10 de Febrero de 2009

Flavio Dalostto en La Opinion Argentinas para Insurrectasypunto

Daniel Genis Mas nos relata sobre la Novela "La isla del Dr. Moreaú": La isla del doctor Moreau es la historia en primera persona de Edward Prendick, un náufrago que llega a una pequeña isla que no sale en ningún mapa, y donde un misterioso doctor, exiliado de Inglaterra por sus brutales prácticas científicas con animales, habita, como una especie de deidad primitiva -como el Kurtz de El corazón de las tinieblas.

A parte de Moreau, únicamente Montgomery es la otra alma humana de aquella isla sin nombre. El resto de habitantes, como Prendick descubrirá con horror, no son humanos, pero tampoco son animales. Con estupor descubriremos que Moreau ha proseguido en la clandestinidad de aquella isla con sus antiguos experimentos, y ha logrado resultados aterradores: en su voluntad de convertir bestias salvajes en hombres, ha cruzado razas hasta resultados monstruosos, aberrantes. Al final, como no podía ser de otro modo, las criaturas se vuelven contra su creador y lo destruyen, por haberlos hecho de aquella manera, por haber tratado de civilizarlos. Moreau, como todos los visionarios utópicos de la historia, como todos los soñadores, es derrotado por su propio sueño, y se hace evidente de esta manera la imposibilidad de combatir los instintos animales -en último término también los del hombre- con la disciplina educativa, tal y como proponía Moreau: "Vuelven a sus orígenes -dice lacónicamente ante su fracaso- En el mismo instante en que aparto la mano de ellos, la bestia empieza a aparecer silenciosamente, a afirmarse de nuevo...".

En las películas "Piratas del Caribe", aparece un Barco Fantasma, tripulado por hombres convertidos en demonios. Leemos en la Página "Misterios Sin Resolver": La historia del marinero que realiza un pacto con el diablo ya existía mucho antes de quedar inmortalizada en una famosa ópera. La leyenda del holandés errante tiene su origen allá por el siglo XVII. La historia narra como un capitán llamado Hendrik van Decken (en la película, el Hombre-Pulpo-Cangrejo, David Jones), de gran ambición y escasos escrúpulos, partió de Amsterdam hacia las Indias Orientales con el objetivo de hacer fortuna. Mientras trataba de doblar el Cabo de Buena Esperanza se vió atrapado por una dura tormenta que dañó seriamente su barco. Es aquí cuando la leyenda empieza a entremezclarse con la historia; cuentan que en medio de esta tormenta, y con el barco a punto de zozobrar, el diablo se apareció al capitán Hendrik tentándolo a desafiar la voluntad de Dios y dirigir su barco al centro mismo de la tormenta. El capitán aceptó el reto recibiendo así la maldición del Todopoderoso: Su barco y él, convertidos en espectros, estarían condenados a vagar sin rumbo por los mares hasta el fin de los tiempos.

He decidido apropiarme de la Idea de estos dos relatos o Leyendas, para explicar la extraña sensación desasosiégica que se siente en Argentina, siendo un militante de la Causa Nacional y Popular, en este enigmático año de 2009. Para mí, la Argentina se ha ido transformando de a poco en una isla del Dr. Moreaú. En el Partido de Gobierno hay cada vez más Mutantes que pueblan la Isla. El Dr. Moreaú (Néstor Kirchner) sigue adelante con sus más variados experimentos quiméricos, mezclando aquí y allá, lo que por su propia naturaleza es inmezclable (como Agua y Aceite). Allí tenemos por una lado, a Hebe de Bonafini, Madres de Plaza de Mayo; y también a Aldo Rico, un Militar Carapintada (de los que intentaron un Golpe contra el ex-presidente Raúl Alfonsín). Trotan en la Isla, también, junto a Bonafini y Rico, Luis Barrionuevo y Ramón Saadi; a quienes desde su arribo a la isla, el Dr. Kirchner fustigó duramente como ejemplos de Corrupción Menemista. Hoy, la generosidad del Nuevo Dr. Moreaú, los recupera para la Isla de los Elegidos, y les da papeles protagónicos en la Política Argentina. Es que para gobernar uno de los distritos de la Isla, necesita aliarse a ellos. Tengo ganas de escapar de la Isla, donde todavía se come (es verdad) y donde pintaba la posibilidad de Construir un Nuevo Espacio Geográfico, con Hombres y Mujeres Nuevos, dispuestos a una Hermosa Utopía de Justicia, Libertad y Soberanía.

Me dirijo corriendo (casi asfixiado), a la Orilla de la Isla, que se hace cada vez más estrecha, pero más poblada de Mutantes y Monstruos Raros. Miro el Horizonte Oceánico, para ver si pasa algún Barco Salvador que me lleve a una Tierra de Esperanza (por ejemplo, a la TerraFirme de la película WaterWorld de Kevin Kostner). ¡Qué frustración! Espero y espero. A lo lejos se divisa un Barco imponente. Es el Holandés Errante. Sus capitanes, todos los Cabezones y Cabezonas de la Oposición Argentina. La mayoría todavía se pueden mover con sus Aletas y Pinzas, aunque el Barco ya los va convirtiendo en parte de él, como se canta en la Canción "Parte de la Nave, parte de Él". Otros tripulantes, ya son parte inseparable del Barco Fantasma; y sus cuerpos que son mezcla de marisco y pescado, no pueden desgajarse de la estructura putrefacta del Navío. El Olor a Podrido que emana la Nave llega hasta la Orilla donde estoy. No. No puedo subir a ese Barco. Está lleno de Monstruos del Pasado, Bien Peligrosos; mientras la Isla cada vez se puebla más de Mutantes, Animales Quiméricos de Aspecto Aterrador. Isla-Barco, Barco-Isla. Un Gran Dilema. No puedo saltar de la Isla, ni al Barco Demoniáco ni al Océano Frío y Abismal. Quedarme no es una buena opción. Tratar de convencer al Dr. Moreaú de que deje de hacer experimentos raros y negociaciones anti-naturales, no creo que resulte. Ha dicho a sus íntimos "Con los Monstruos de la Provincia de Buenos Aires, alcanza para gobernar la Isla". El Dr. ha caído en la lógica de la Partidocracia Burócrata y descorazonante que tanto criticó cuando fundó aquí su Laboratorio. Los David Jones del Barco Fantasma (recordemos la película), no tienen Corazón Social. Lo guardan en un Cofre con Llave. Falta Corazón, en la Isla y en el Barco. Sobran los Discursos. Se desbordan las promesas. Y yo estoy en la Orilla de la Isla que se achica, frente al Barco que se agranda. ¿Debo esperar a que suceda algo? ¿Hay Mesías? ¿Vendrá otro Barco? ¿Surgirá otra Isla, con vocación de Continente? ¿Qué haré? "Estoy Solo", dijo el Principito. Y el Eco le respondió "Estoy Solo, estoy solo, estoy solo".

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