Friday, September 04, 2009

¿ Regresa Paco Gil ? ¡ QUE TERROR !

Estrictamente Persona

Raymundo Riva Palacio
Miércoles, 2 de septiembre de 2009


Francisco Gil no aceptó ser el segundo secretario de Hacienda de Felipe Calderón, pero sí ser el nuevo director de Pemex, en sustitución de Jesús Reyes Heroles. Listo. El presidente, desafiando la molestia que causará al enemigo público número uno del hombre más rico de México, Carlos Slim, a quien Gil bloqueó y perjudicó durante su paso por Hacienda, optó nuevamente por el respaldo de otro grupo empresarial -el encabezado por el banquero Roberto Hernández-, y recurrió a uno de los suyos para encabezar la estratégica empresa paraestatal. El anuncio no se ha hecho, como todos los mexicanos saben, pero el relevo ya ha sido comunicado a selectos líderes políticos de oposición que están empezando a externar su alarma. No es la persona, dicen, sino los intereses que representa.

Gil es un hombre de tempestades. Cuando en los gobiernos priistas era el subsecretario de Hacienda responsable de ingresos, su mote era el de "terrorista fiscal". Vicente Fox, quien se quedó sin candidato para secretario de Hacienda cuando en Washington descalificaron a Luis Ernesto Derbez, recurrió a Hernández, un viejo amigo que lo había apoyado en la campaña, y aceptó la recomendación de Gil, al que nombró secretario de Hacienda, que en los hechos se convirtió en un presidente de facto para asuntos económicos. Fox no se metía en los temas económicos y le dio carta blanca -algunos decían "carta de impunidad"- para hacer todo lo que deseara desde Hacienda. Gil no lo desaprovechó.

Durante su gestión, pagó favores recibidos en campaña. En la venta de Banamex a Citibank en 2001, autorizó una operación financiera por la cual se eximió del pago de impuestos a los principales accionistas, Hernández y Alfredo Harp, mediante una chicanada legal. El banco no se puso en venta directa, sino que se colocaron sus acciones en la Bolsa Mexicana de Valores. Nadie pudo comprar una acción de Banamex, pues antes de iniciarse la operación Citibank ya había adquirido todas. Y como las operaciones en la bolsa no pagan impuestos, el ahorro para Hernández y Harp ascendió a unos 12 mil millones de dólares.

Lo mismo hizo Gil en la operación de compraventa de Bital a HSBC, en 2002, cuando los principales accionistas, Antonio del Valle y Jaime Ruiz Sacristán replicaron la operación de Banamex y se ahorraron cuatro mil millones de dólares. En el caso de Banamex había incurrido en un conflicto de interés con sus anteriores patrones, y en el de HSBC, con sus futuros empleadores. A los 32 días de haber dejado el cargo de secretario de Hacienda, el banco inglés HSBC lo nombró consejero. El escándalo fue tan grande en México que Gil tuvo que declinar el nombramiento. Pero no se fue al desempleo. Lo contrató Telefónica, la multinacional española, en 2007, a la cual había ayudado como secretario de Hacienda. En su gestión y meses después de haber sido contratado, Gil modificó e impulsó leyes e iniciativas que redundarían en beneficios para Telefónica, fortaleciendo su biografía saturada de conflictos de interés.

Pese a ello, el presidente Calderón pareciera no tener opciones mejores que Gil, o existen compromisos muy fuertes con los grupos empresariales más afines al proyecto de nación que tiene, con un sustento importante en el sector energético. Por estas razones, la predesignación de Gil para dirigir Pemex está generando una creciente convulsión política. En la superficie, no habría problema que el director de Telefónica en México llegara a Pemex, pero debajo de la epidermis, resulta escandalosa esa posibilidad. Telefónica tiene una alianza global con BBVA, que incluye un intercambio de acciones. Y BBVA, uno de los principales bancos de México, tiene intereses en empresas de energía y petroleras en varios países del mundo, ya sea en forma directa o por medio de otras alianzas estratégicas, en particular con la empresa española Repsol, que gracias al fondeo del banco en los noventa para adquirir la empresa argentina Yacimientos Petroleros Fiscales, pudo detonar su crecimiento y girar de una pequeña empresa a una corporación multinacional.

Los vasos comunicantes entre las empresas no son frágiles. BBVA ha desarrollado un modelo estratégico desde hace más de una década para incursionar en el mercado energético. A principios de 2000 contrató a Richard C. Breden, quien había trabajado en un bufete de negocios petroleros hasta que lo reclutó el expresidente George Bush padre para dirigir la Comisión Nacional de Valores y Cambios, y que desde ahí cerró una investigación contra el expresidente por haber demorado tres meses en informar de la venta de dos terceras partes de la petrolera Karken. BBVA tuvo un revés en Bolivia, cuando el presidente Evo Morales expropió las empresas petroleras, donde por medio de su fondo de pensión controlaba el 42 por ciento del sector, pero se extendió a otras naciones, como Ecuador, donde financió uno de sus principales oleoductos.

BBVA es una de las multinacionales que ha permitido la expansión de los intereses españoles en el mundo, y en particular en América Latina. En alianza con Repsol, Transredes (propiedad de la estadounidense Enron y la anglosajona Shell) y Chaco (propiedad de British Petroleum), controlan acciones de Andina, en América del Sur, y junto con La Caixa, otra empresa en la asociación estratégica con ese grupo, tiene el 25 por ciento de acciones en las empresas españolas en el sector energético Endesa y Gas Natural. Hace no mucho financió con tres mil millones de dólares a la corporación petrolera rusa Rosneft, que dio como garantía ingresos futuros de sus exportaciones de crudo. En Repsol tenía un asiento en el consejo de administración -uno de ellos en poder de Pemex Internacional-, que cambió por otro en Iberdrola, una empresa bilbaína que genera, distribuye y comercializa electricidad y gas, y con la que maneja un sistema de tarjetas de crédito conjunto.

La eventual llegada de Francisco Gil a Pemex no tiene más que aristas y problemas políticos venideros, además de abrir puertas para la confrontación. "¿Qué es lo que quieren", dijo uno de los líderes políticos a los que se ha consultado. "¿Quieren llevarlo para rematar Pemex?". No se sabe qué hay en la cabeza del presidente Calderón. Pero con la historia de conflicto de interés de Gil, si no es así, así parece.
rrivapalacio@ejecentral.com

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