Sunday, May 30, 2010

Diana Cordero: En Tiempo




Audio de Diana Cordero, contiene un homenaje a Bety Cariño. Para escucharlo visita la página con los audios de la Columna Radiofónica En Tiempo, colaboración de Diana Cordero para el Noticiero de Somos Uno Radio. Da click aquí.

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Escrito por Olga Harmony   

Durante casi toda la representación, por lo menos el día del estreno, los espectadores tuvimos presente la ley antinmigrante de Arizona y una oportuna morcilla, me parece que de Arturo Reyes, desató una fuerte ovación. No en balde la resistencia ante esa ley se expresó también a través de radio La Campesina fundada por César Chávez, el legendario dirigente de las luchas chicanas de los años 60 del siglo pasado, a las que se había acercado ese joven de origen mexicano recién graduado del San José State College para fundar el Teatro Campesino de Aztlán. Luis Valdez unía para nosotros dos momentos tan separados en el tiempo pero muy parecidos en su racismo brutal y los unía como lo hacen los clásicos, con obras que recobran sentido para otras generaciones que desconocen lo pasado, pero se interesan por el presente.
Luis Valdez es el gran clásico del teatro chicano y si Zoot suit marca el momento en que su creador accede al teatro profesional, guarda muchas de las constantes de ese teatro y de las comunidades chicanas de la época y aunque no se ocupe del imposible regreso a Aztlán, sí habla de la familia patriarcal como núcleo de identidad (lo que muestra la única parte envejecida de la obra con las actuaciones de Alma Martínez y Marco Antonio García como los padres) o la vuelta a las raíces prehispánicas en la escena en que El Pachuco es desnudado y emerge como Tezcatlipoca. Para quien, en una de las frecuentes visitas que hizo a México, dijo que su teatro era mitad Brecht y mitad Cantinflas, el elemento brechtiano priva en este drama con música tanto por la estructura en escenas que tienen un nombre específico y las frecuentes rupturas que hace El Pachuco al dirigirse al público o hablar de su presencia, como al escribir de un suceso del pasado -el crimen de Sleepy Lagoon- para despertar conciencia en hechos más recientes, porque aun en los años 70, época de la escritura de la obra y todavía a la fecha, el racismo estadunidense golpea a los no nórdicos. Los tres finales que propone el autor corresponden a los posibles tres destinos que un joven chicano pudo haber tenido en los años 40 y que a lo mejor no son tan distantes de lo que puede ocurrir hoy: asimilación, muerte en la cárcel o en campo de batalla.
Muchos hemos visto la película, que junto a La Bamba es el mayor referente de Valdez para la gente más joven, y hay que congratularse de que en esta nueva producción de la Compañía Nacional de Teatro con que se reabre el Teatro Juan Ruiz de Alarcón de la UNAM -coproductora a través de la Dirección de Teatro- no se intenten repetir los modelos del filme o de la producción de Broadway a pesar de que se contó con el mismo director, sino que se haya recurrido a nuevos diseñadores. Se conserva la música de Lalo Guerrero aunque en arreglos de otros compositores y también se conserva el imprescindible telón formado por un periódico del que emergerá El Pachuco, que da la tónica de la escenografía de Sergio Villegas que recurre a periódicos -además de las palmeras y otros aditamentos del centro nocturno- para formar paredes y moblaje, sobresaliendo el piano del booggie Marihuana que se transforma en estrado del juez. La iluminación de Matías Gorlero, con sus estridentes luces de neón, y el vestuario de Jerildy Bosch y Mayra Juárez, así como la coreografía del también director residente Antonio Salinas, respetan en todo la época del hecho en que se basa el espectáculo.
Los actores de la CNT y algunos invitados, dan muestras de su versatilidad. En la imposibilidad de mencionar a todos los integrantes del elenco, daré cuenta de algunos sin extenderme. Enrique Arreola destaca como El Pachuco y Everardo Arzate como Henry Reyna, sus hermanos (Gabriela Betancourt y Luis Lesher), su pandilla (Karina Díaz, Arturo Reyes, Octavio Michel, Constantino Morán, Mileth Gómez y Ana Ligia García), las tres inquietantes pachucas (Carmen Mastache, Gabriela Núñez y Rocío Leal), sus amigos estadunidenses (Diego Jáuregui y Georgina Rábago), además de Juan Carlos Remolina en tres diferentes papeles y Óscar Narváez como el juez, con el añadido de las bailarinas y los bailarines invitados.

El Centenario de Miguel Hernández




¿Qué sería de nosotros sin Miguel?


Miguel Hernández frente a la Catedral de San Isaac en Leningrado,
septiembre de 1937
Óscar de Pablo
Tú, el más puro y verdadero, tú el más real de todos,
tú el no desaparecido
.
Vicente Aleixandre, hablando de Miguel Hernández

I
Entre los nacidos en el sur de España en 1910, no era excepcional trabajar desde la infancia en labores como el pastoreo de cabras. Era perfectamente normal que la pobreza familiar frustrara las ambiciones de estudio de los jóvenes. Millones de muchachos se vieron a sí mismos en ese trance. Asimismo, fueron cientos, miles, los españoles pobres que en 1936 tomaron las armas y se volvieron combatientes rojos. Muchos de ellos lucharon en el frente campesino de Jaén.
Fueron también miles los que, tras la derrota de 1939, cayeron en las cárceles de Franco para ya no salir de ellas, sabiendo que sus familias pasaban literalmente hambre, pasando hambre ellos mismos. Hasta aquí, ésta es la trayectoria típica de toda una generación de españoles pobres. En cierto modo, es la historia común de las grandes mayorías de cualquier época y cualquier país. Terriblemente simple, es apenas la historia universal del hambre.
Sin embargo, esta epopeya cobra un brillo dramático particular si damos a quien la vive un rostro distinguible. Sobre todo si es el rostro entrañable de uno de los poetas más significativos de la lengua española del siglo XX: Miguel Hernández.
Quizá hizo falta conocer las cosas con las manos, a través del trabajo y la carencia, para aprehender su verdadera naturaleza sensible: su aspecto, su olor, el sonido de las palabras que las nombran. Quizá hizo falta leer a Góngora y a Quevedo tumbado en los prados oriolanos para asimilar su lengua tan profundamente. Quizá hizo falta aparecer de pronto trasportado, de las tertulias parroquiales de Orihuela, al centro del mundo cultural, a la intimidad con Neruda y los poetas del ’27, para apreciar el significado de las vanguardias de un modo tan único. Quizá hizo falta todo eso para realizar lo que parece la más simple de las operaciones: contar con veracidad el sencillo dolor y el sencillo gozo de millones de hombres.

II

Pero, además, para lograr esta poesía hizo falta una muy particular fibra moral.
No ha faltado quien señale que la militancia comunista de Miguel Hernández representa la continuidad de un impulso originado en su ardiente catolicismo juvenil. Quien así opina ve en su compromiso político una forma vergonzante de mística que en su cristianismo se desplegaba abiertamente. Esta opinión tiene más de un grano de verdad, pero pierde lo fundamental. Cierto: la religiosidad adolescente de Hernández forma parte del mismo continuo que luego lo llevaría a la URSS y lo traería de vuelta a las trincheras y a la cárcel; pero no es su origen. Ambas facetas, la segunda más razonada que la primera, se originan en un punto anterior y más profundo: una capacidad excepcional de mirar fuera de sí mismo y vincularse con el otro (llámese “el prójimo” o “la humanidad”). No en vano el poeta se describió a sí mismo alguna vez como “una abierta ventana que escucha”. No en vano los testimonios de quienes sobrevivieron al infierno de las enfermerías carcelarias, lo describen como un hombre dolorosamente generoso hasta el final mismo. Debo aclarar que no he dejado de hablar de poesía: creo que el minucioso amor por las palabras que el poeta revela en su técnica formal no puede ser sino expresión de un amor igualmente minucioso por la gente. En Miguel Hernández, el lenguaje es el prójimo.

III

Fue a mediados de los años noventa, después de cumplir los quince años, cuando establecí el curso de mi vida, mi camino político y existencial. Fue entonces cuando supe el tipo de persona que sería en adelante, cuando escogí mis armas y mi bando. Lo hice acompañado de argumentos y de percepciones, de Marx y de la calle, pero quien me impulsó a tomarlo todo en serio, quien me hizo abrir los ojos, fue un pequeño conjunto de poetas. Acertaba Platón: son peligrosos.
Pues bien, ese muchacho, el ignorante joven que era yo en esa época, ha venido conmigo desde entonces, me señala el estándar al que debo aspirar y es mi juez más severo. Ese yo juvenil, puro y ardiente, tábano bienvenido de mis encrucijadas, que es la mejor versión de lo que soy, partió en mi compañía con su abundante carga de rimas y canciones.
Y, sin embargo, prácticamente todas se le han ido quedando en el camino. Se le han desdibujado, palabra por palabra, tras una niebla irónica de distanciamiento. Su librero se viene depurando cruelmente, pues sabe que el cliché y el sentimentalismo son otras tantas formas de mentir, y no quiere mentiras. Desconfía del panfleto y es implacable con la cursilería, que es lo contrario de la veracidad. Casi todos los versos perdieron su confianza. Quedan los argumentos, quedan las percepciones, quedan Marx y la calle, pero no es suficiente. Hacen falta palabras. ¿Qué estímulos le quedan a este muchacho necio para seguir andando, para seguir mostrándome el camino, para seguir siguiéndome con su latiguillo?
Le queda, sobre todo, la poesía de Miguel, “el no desaparecido”.
Hoy, muy brechtianamente, no busco la emoción de la catarsis. Hoy le saco la vuelta a los cantos de amor, a la poética del sufrimiento y a la poesía laudatoria del pueblo. Al hablar de estas cosas, ya demasiado serias, todos mienten un poco. Y sin embargo siento que Miguel no mentía. No lo siento, lo sé.
Propongo cuatro estrofas del poema “El sudor”, que entonces me aportaron mi noción de lo limpio. Hace más de quince años, estrofas como éstas me tendieron la mano y me ayudaron a decidir quién soy. Unos más y otros menos, como he dicho, los poetas de entonces se me han ido apagando. Pero estas cuatro estrofas, por ejemplo, me sostienen la mano todavía, me vinculan al joven que es mi mejor versión y me vuelven a hablar con esa misma fuerza. Me rescatan. Las cito: “Vestidura de oro de los trabajadores,/ adorno de las manos como de las pupilas,/ por la atmósfera esparce sus fecundos olores/ una lluvia de axilas.// […]// Los que no habéis sudado jamás, los que andáis yertos,/ en el ocio sin brazos, sin música, sin poros,/ no usaréis la corona de los poros abiertos/ ni el poder de los toros.// Viviréis maloliendo, moriréis apagados:/ la encendida hermosura reside en los talones/ de los cuerpos que mueven sus miembros trabajados/ como constelaciones.// Entregad al trabajo, compañeros, las frentes:/ que el sudor, con su espada de sabrosos cristales,/ con sus lentos diluvios, os hará transparentes,/ venturosos, iguales.”
Escribo en singular de la primera persona, pero no soy el único. Sé que Miguel Hernández, no sólo para mí, es una limpidez terráquea, juvenil, capaz de resistir, con su sabiduría, la prueba de los juicios irónicos y honradamente cínicos de cualquier madurez. Allí donde se entienda el castellano, ocurrirá el milagro de Miguel: nuestra versión más joven y mejor se nos presentará, cantando sus poemas, como brújula y faro, y no nos perderemos. Si no nos hemos perdido del todo es por su causa. Por eso me pregunto: ¿qué habría sido de mí sin la poesía de Hernández?, ¿qué sería de nosotros sin Miguel?


Las voces
y el viento

Luis García Montero
El protagonismo que Miguel Hernández ha adquirido en la sociedad española tiene que ver con su calidad literaria y con su significación histórica. Autor de dos libros que pueden situarse en lo más alto de nuestra lírica, El rayo que no cesa Cancionero y romancero de ausencias, el poeta demostró un instinto muy notable para utilizar de modo personal las enseñanzas de la tradición clásica, los recursos del género y las huellas de su intimidad más imperiosa convertida en palabras. Pero además, en unos años cruciales de la historia de España, su obra y su condensado itinerario biográfico, adquieren una significación notable para entender los códigos profundos y las transformaciones del país.
La significación histórica a la que me refiero no tiene sólo que ver con su militancia comunista durante la Guerra civil y su calvario en las cárceles sangrientas del primer franquismo. Más decisiva aún para entender los lazos literarios y biográficos con su pueblo, es la compleja evolución que sufrió en los pocos años de vida que le concedieron su destino y una alevosa realidad penitenciaria. Las tensiones y las contradicciones soportadas por Miguel Hernández nos ayudan a comprender el sueño republicano español, que intentó poner los pies en la tierra entre 1931 y 1939.
Se engaña con facilidad quien no conoce la biografía del poeta y utiliza etiquetas simples, pensado que el pastor pobre desemboca de manera natural en la militancia comunista. Miguel Hernández fue cabrero y abandono de niño los estudios no por falta de posibilidades económicas familiares, sino por el desprecio a la cultura que había en muchos pueblos de la España reaccionaria de principios del siglo XX. El padre era dueño de sus propios rebaños, lo cual no suponía poco en la época. Pero también era vecino de Orihuela, una ciudad entonces muy tradicionalista, marcada por las torres de las iglesias y por un ruralismo clerical desconfiado de los peligros de la educación. El país que intentaron cambiar las Misiones Pedagógicas de la II República, confiadas en el papel transformador de la cultura, tiene mucho que ver con el modo de vida de un campesinado miserable, sumiso a las lecciones de los sacerdotes. Se intentó sustituir el púlpito por las pizarras de las escuelas.

Fotografía del carnet de presidiario
de Miguel Hernández
Desde su nacimiento hasta el año1935, el poeta vivió, participó y cantó con fervor el catolicismo militante. La imagen del poeta cabrero que empezó a difundirse poco antes de la aparición en 1933 de su primer libro,Perito en lunas (1933), respondía a una calculada estrategia de promoción personal. Representaba al pobre humilde, limpio, no manchado por las contaminaciones de la civilización urbana y la política. Y, sin embargo, el poeta se presentaba al mismo tiempo como perito en lunas, como alguien que quería doctorarse en su oficio, y para ello necesitaba aprender las lecciones poéticas de la metáfora deshumanizada, Ortega y Gasset y el gongorismo de la generación de ’27. Arraigado al terruño más tradicionalista, procuraba conocer lo que ocurría en la modernidad literaria de su época.
Su segundo libro fue un auto sacramental, Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras (1934), escrito para llevarle la contraria a Rafael Alberti, que unos años antes había puesto en escena El hombre deshabitado. Si Rafael exponía la crisis del sujeto moderno, Miguel Hernández defendía la fe en Dios y la necesidad de evitar las tentaciones de los sentidos. Todavía en 1935, en la revista El Gallo Crisis, dirigida por su íntimo amigo, el católico de tendencia fascista Ramón Sijé, publica un “Silbo de afirmación de aldea”, en el que defiende la pureza del ruralismo católico frente a una ciudad en la que todos los hombres son homosexuales y todas las mujeres prostitutas.
Su traslado a Madrid, y la amistad con Pablo Neruda, Vicente Aleixandre y Raúl González Tuñón, posibilitaron una evolución repentina. El vestido de pastor católico acabó en el guardarropa para dejar sitio al mono del obrero proletario que quiso tomar conciencia, al margen de los sacrificios divinos, de las causas reales de su pobreza. Pero las contradicciones seguían existiendo. Los lectores de El rayo que no cesa (1936), como advirtió Juan Ramón Jiménez desde las páginas de El Sol, pudieron disfrutar con un libro lleno de belleza y sensualidad mediterránea, endecasílabos con naranjas, limones, huertos y brisas. Al mismo tiempo, en la España republicana de la emancipación de la mujer, del derecho al divorcio y al voto femenino, el poeta canta un modelo de enamorada rural, que se muere de casta y se descompone si su pretendiente se atreve a darle un beso en la mejilla. Este libro tampoco queda al margen de las contradicciones españolas y de la realidad que quería cambiar la República. Pensemos que sus versos se escribieron en la España de María Teresa León, María Zambrano y Maruja Mallo.
El poeta evolucionaba, se transformaba al ritmo de los vientos históricos, quería alejarse del ruralismo reaccionario y buscaba su voz en otro horizonte. Con la misma entrega que antes se había acercado a la Iglesia, necesitó convertirse en el poeta comunista. Si admitimos que 1937 fue el único año feliz en la vida de Miguel Hernández, comprenderemos la dureza de su existencia. Un año de Guerra civil, de dolor y de cañones, pero también el año en el que se casó con su novia, cumplió su deseo de paternidad (la mujer era identificada en su cultura con el parto y el vientre femenino con la sementera) y fue reconocido públicamente como poeta al ser publicado Viento del pueblo por el Socorro Rojo. La voz de poeta se sintió enraizada entre fusiles.
La guerra, con sus alegatos urgentes, no es buen tiempo para la poesía contemporánea, necesitada siempre del matiz y la sutileza. Pero la calidad literaria de Miguel Hernández le permitió entrar en el grupo de poetas capaces de escribir buenos poemas de guerra, junto a Antonio Machado y Rafael Alberti. El hombre acecha (1939) contiene una composición, “Llamo a los poetas”, que representa un alegato lírico a favor de la verdad humana, de la palabra limpia y vital, más allá de las metáforas puristas y de las consignas retóricas. Aunque parezca contradictoria, su proceso de depuración lírica hubiera resultado imposible sin las demandas de un nuevo compromiso político.
Ese deseo de difícil transparencia sostiene la obra cumbre de Miguel Hernández,Cancionero y romancero de ausencias, completada en la cárcel franquista. La tradición neopopular, tan utilizada por Juan Ramón y por García Lorca, adquiere un tono personal, una indagación íntima, cotidiana, que se aparta del folklore y del ruralismo. Es el testimonio de un poeta que abandona el tono bélico y apuesta, contra las tristes guerras, a favor del amor y la dignidad humana. Esa misma dignidad fue la que asumió para rechazar los favores de sus carceleros a cambio de manifestar un acercamiento público al franquismo y a la Iglesia.El muchacho católico se había convertido en el símbolo de la resistencia española contra la barbarie. Murió en 1942, a los treinta y dos años, abandonado por las autoridades a la lenta ejecución de una tuberculosis. Su poesía era ya muy alta. Su figura, un ejemplo de la transformación del país interrumpida por la guerra y de la ética de una resistencia que luchó durante cuarenta años contra la dictadura.






En la escuela Ave María en Orihuela; Miguel Hernández aparece arriba en el centro, detrás del maestro
Perito en lunas
Luis María Marina
El de Miguel Hernández es uno de esos casos, tan del gusto contemporáneo, en que la figura del hombre pareciera luchar un duelo fratricida con la palabra del poeta. Se ha empleado tanto tiempo en discernir si su padre era tratante de cabras o simple cabrero, si el carácter del hombre se forjó en su formación o amistades católicas, en sus bucólicas excursiones o su enamoradiza inclinación, que nos hemos olvidado de leer toda su obra. Pecado venial si no fuese porque Miguel ha llegado a ser un poeta mayor de nuestra lengua con escasos cinco poemarios: Perito en lunasEl rayo que no cesa,Viento del puebloEl hombre acecha y Cancionero y romancero de ausencias; sumados, no llegan a dos mil versos. Obedezca esta circunstancia a la confluencia azarosa de vida y obra o a una confusión inducida por el propio poeta en el Cancionero, lo cierto es que los dos Migueles, el hombre de letras y el hombre a secas, se funden en el torrente imparable de la Guerra civil y así llegan a nosotros, como aguas revueltas que los meandros de estas apenas siete décadas transcurridas desde su muerte han sido incapaces de decantar. Conscientes del riesgo de perdernos en tan tupido bosque, limitémonos a explorar cómo el poeta Miguel Hernández se convierte formalmente en tal, cómo publica sus primeros y acaso menos leídos versos, cómo, en fin, obtiene su peritaje en lunas.
Perito en lunas, poemario publicado en 1933 en la Colección sudeste de Murcia, con una tirada de sólo trescientos ejemplares, supone el ingreso del poeta de Orihuela en el concurrido ruedo poético de la España de los primeros treinta. Por esas mismas fechas Juan Ramón continúa escribiendo versos de La estación total, Lorca rumia aún los poemas de su fecunda estancia en Estados Unidos (de la que nacerá Poeta en Nueva York, sólo publicado en 1940, en México, gracias a Altolaguirre), Aleixandre acaba de publicar Espadas como labios y de recibir el Premio Nacional de Literatura por La destrucción o el amor –que no verá la luz hasta 1935–, Jorge Guillén sigue ampliando las resonancias de su soberbioCántico, Cernuda está a punto de dar a la prensa Donde habite el olvido. Sin miedo aparente a parecer un enano en medio de esta generación de gigantes muy conscientes de su propia estatura (“hoy se hace en España la más hermosa poesía de Europa”, escribirá Lorca a Hernández), el joven y audaz (¿temerario?) poeta provinciano, su lira balbuciente, dubitativo aun en el nombre –es el único de sus libros firmado como Miguel Hernández Giner–, el corazón y la cabeza a punto de estallar por la opresión de los versos contenidos, tiene la osadía de presentarse con una breve colección de cuarenta y dos octavas reales, apenas 336 endecasílabos. Si la comparación, evidente, con sus maestros contemporáneos no arredra a Miguel, menos aún lo hará el cotejo con los clásicos, de quienes mana su verdadero manantial. La estrofa elegida es aquella “octava rima” que Boscán trajera a nuestra lengua rescatándola de las itálicas costas y que Garcilaso y Góngora elevarían entre nosotros a alturas inigualables. Siglos después de que la Tercera Égloga y laFábula de Polifemo y Galatea hubiesen aparentemente agotado los recursos de esta estrofa, Miguel Hernández busca mostrar su dominio del “bajo son de la zampoña ruda” que Garcilaso, donoso cortesano, y Góngora, poltrón beneficiario de suculentas canonjías, sólo habían experimentado en latinas páginas y que el poeta de Orihuela ha tallado con sus propias manos.

En su etapa adolescente
En su primer poemario, aun consciente de que pocos serán quienes lo escuchen, todo poeta aspira a definir sus intenciones (su ars poetica, que Aristóteles y Horacio convierten en un género con identidad propia), mostrando de paso cuál es la tonalidad de la voz con que se apresta a tañer. Así lo hace Miguel Hernández. Su propósito es épico (como épicas son las obras de los cultivadores de la octava rima en el quattrocento, Boiardo, Ariosto, yquincuecento, Tasso), mas comparte aspiraciones místicas. En los versos de Perito en lunascontemplamos al poeta en formación, barro viscoso que aún debe ser modelado, alma que emprende la más hercúlea hazaña: ser capaz de alzarse sobre sí misma y triunfar de su pobre condición (y no hablamos ya de materia, sino de espíritu, de nuestra limitada condición mortal). En este primer Miguel Hernández la intuición poética es elevación, afán de levedad, vía iluminativa, limpieza de las máculas que la tierra surca en las manos del labrador, de la marca que la privación imprime a fuego en el alma del pobre. Deseo de “ser leves/ libres de los lodos”. Huida de aquel “paisaje sin mantel/ de casa gris …/ los pastos pobres …/ la colina escasa”. Con claridad lo expresa una de nuestras críticas más lúcidas, Concha Zardoya: “Desde este momento, toda la vida de Miguel será un constante esfuerzo por elevar hasta su dignidad interior y hasta ese plano de hermosura superior todas las cosas feas y tristes que cercaron su existencia.”
Pero, igual que el alma que abandona el cuerpo durante la experiencia mística no desdeña la prisión que antes la contuvo y a la que inevitablemente ha de volver, el poeta habla de esas cosas feas y tristes con alegre melancolía, pues en ellas va su íntimo ser y a ellas han de retornar sus pasos. En esa pobre mesa campesina hay “colores agradables a los dientes”. La vendimia se resuelve en animado baile. La granada es revolución de los huertos. El azahar, “en el principal mundo de tu aliento/ en un mundo resume un mediodía”. La lavandera agachada sobre la ropa, en la ribera, se convierte para el niño que la observa oculto tras de un árbol en deseo puro, suprema tentación infantil. El gallo, “arcángel tornasol, … dentado de amaranto, anuncia el día”. Las ubres de la cabra mudan en sutiles “manantiales de luna”. El surco, resumen y símbolo del ciclo vital, “brío, era, masas, horno”. Experiencias todas ellas que nos hablan de una infancia paleolítica en pleno siglo XX, inmutable, esencia permanente de la especie en su comunión iniciática con la naturaleza. Si amplia y bien documentada es la influencia de Neruda sobre la poesía de Miguel Hernández, no hay que olvidar que en este surco abierto por la yunta de Miguel y que eleva el artefacto cotidiano (rural aquí, y no bucólico) a artefacto poético, han de florecer, llegada la sazón, las Odas elementales del chileno.
En otros momentos, la barroca perífrasis amenaza con anegar ciertos versos de honda inspiración popular. Tamizada, claro, a través de la lente de Lorca. Tal el caso de los que dedica a los gitanos en la octava XVI, “Serpiente”: “Dame, aunque se horroricen los gitanos,/ veneno activo el más, de los manzanos.” O los de la octava XXIX, una de las más logradas, dedicada a las gitanas, con claros resabios del Romancero gitano: “¡Lunas!, Como gobiernas, como bronces,/ siempre en mudanza, siempre dando vueltas./ Cuando me voy a la vereda, entonces/ las veo desfilar, libres, esbeltas.” En ese retablo lorquiano no pueden faltar dos siervos de la luna, el toro y el torero, a quien grita el poeta con castizo acento: “¡Ya te lunaste!”
Perito en lunas es extraño y exuberante. Por momentos, la idea parece a punto de perderse en el laberíntico hipérbaton, en la frondosidad de la metáfora culterana. Mas las raíces de donde tales versos se nutren son tan profundas que impiden que la planta joven se destierre. Nos referimos, por un lado, a esa genialmente extraña unión que representa la doble herencia de nuestro Siglo de Oro: poesía excelsa y suprema pobreza. Del mismo modo que el estiércol nutre la más bella flor, la más postrada condición del hombre alienta versos soberbios. El de Orihuela no fue el primero ni será el último en la legión de poetas pobres que en el mundo ha sido (“he oído decir que [la poesía] es pobrísima y tiene algo de mendiga” espeta la gitana de la novela ejemplar de Cervantes al paje aspirante a poeta), pero quizás sí el primero entre nosotros que hace de la pobreza su patria poética, desbrozando el camino que luego seguirán la poesía social de la postguerra o la poesía pobre del Blues castellano. Por otro, al estoicismo nihilista impreso en las entrañas y la memoria de cada español y que Jorge Manrique convierte en adagio: “Cómo se viene la muerte/ tan callando.” Como hierba todavía fresca, en la poesía de Perito en lunas apunta ya el suicida en cierne, el Miguel nihilista que presiente la lluvia de cuchillos –muerte callada–, que los augura por doquier, también clavados en su pecho.
Como en todo buen primer libro, múltiples son las influencias. La falta de oficio la suplen con creces las lecturas (si no incontables, sí exprimidas al máximo), los infinitos ensayos, la intuición febril. Perito en lunas bebede Garcilaso y Góngora, de Aleixandre y Ramón Gómez de la Serna, de Valéry. Aun en la visualidad de ciertas imágenes, atisbamos un cuasi caligrama: “Anda, columna, ten un desenlace de surtidor”, escribe en la octava V, “Palmera.” En lo profundo, Hernández no desdeña el impulso romántico, que llega a su venero por afluentes modernistas más que becquerianos (el raro epíteto opimos, que leemos en la octava II, aparece al menos en tres ocasiones en las Lascas diazmironianas). Como buen primer libro, Perito en lunas pasó prácticamente desapercibido para los lectores y la crítica de su tiempo. Federico García Lorca trata de consolar al oriolano: “Tu libro está en el silencio, como todos los primeros libros, como mi primer libro, que tanto encanto y tanta fuerza tenía.” Cómo saber si esta palabra de aliento del colega igualmente joven pero ya consagrado fue determinante para que Miguel Hernández siguiera haciendo versos, componiendo libros quizás mejores, más sinfónicos, más completos. En todo caso, ya en este primer ensayo su voz poética se afirma sólida, con la brillantez propia del poeta primerizo, impaciente, preñada de intuiciones. ConPerito en lunas y sus cuatro libros posteriores, señala Luis Felipe Vivanco –compañero de la generación de ’36, llamada “promoción de la República”, pero inevitablemente asociada ya para siempre a la guerra del millón de muertos–, Miguel acabará, pese a su muerte, “quedándose, y quedándose como poeta español, poeta de la verdad humana siempre”


Dos poemas


Soneto final
Miguel Hernández
Por desplumar arcángeles glaciales,
la nevada lilial de esbeltos dientes
es condenada al llanto de las fuentes
y al desconsuelo de los manantiales.

Por difundir su alma en los metales,
por dar el fuego al hierro sus orientes,
al dolor de los yunques inclementes
lo arrastran los herreros torrenciales.

Al doloroso trato de la espina,
al fatal desaliento de la rosa
y a la acción corrosiva de la muerte

arrojado me veo, y tanta ruina
no es por otra desgracia ni por otra cosa
que por quererte y sólo por quererte.

 
Canción última
Miguel Hernández
Pintada, no vacía:
    pintada está mi casa
    del color de las grandes
    pasiones y desgracias.
Regresará del llanto
    adonde fue llevada
    con su desierta mesa
    con su ruidosa cama.
Florecerán los besos
    sobre las almohadas.
    Y en torno de los cuerpos
    elevará la sábana
    su intensa enredadera
    nocturna, perfumada.
El odio se amortigua
    detrás de la ventana.

    Será la garra suave.
    Dejadme la esperanza.





Entrevista a quien fuera el Comandante Antonio, del ERPI

Es el Poder Popular, antídoto a la estrategia del miedo que se vive…


  • Raúl A. Rubio Cano


  • Desde hace unos diez años, circula entre diferentes grupos, organizaciones sociales y políticas el tema del “Poder Popular”, una problemática internacional y nacional, que habla en pocas palabras de la participación de la gente en la defensa de sus intereses y que va desde luchas muy inmediatas hasta el objetivo de cambiar toda una sociedad, un cambio desde abajo, en redes muy diversas para evitar el caudillismo, la burocracia y en pocas palabras, ya no repetir viejas historias de toma del poder por la gente y la putrefacción del mismo al paso del tiempo, Poder Popular, es una idea que se va construyendo por la propia gente, en sus luchas cotidianas, para establecer una nueva sociedad de y para la gente, aseguró Jacobo Silva Nogales.

    Ex integrante de las fuerzas del ERPI (Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente) y después de 9 años y medio en el penal del máxima seguridad de La Palma y casi medio año en el penal del Rincón, en Nayarit, Silva Nogales, quien fuera conocido como ‘Comandante Antonio’, en su visita al noreste mexicano plantea: “Bajo el concepto de Poder Popular se entienden cosas muy diferentes, por ejemplo, tanto poder popular se maneja desde la lucha armada, como desde gente que no tiene nada que ver con ello; desde gente que entiende la lucha solamente legal, hasta la gente que planeta formas diversas de lucha, de hecho, muchas corrientes políticas se acuerpan dentro de ese concepto de Poder Popular. Es muy amplio y creo que por eso vale la pena hablar sobre esa situación.”

    ¿Ante el rechazo generalizado de la gente a los partidos políticos en la lucha electoral, ante el descubrimiento de la potencialidad que tiene cualquier ciudadano o grupo de ciudadanos, parece ser que el concepto de Poder Popular ya es más frecuente escuchar…?

    “Sí, cada vez se escucha más, el problema está en que se escuchan cosas muy diversas bajo ese término, por ejemplo, hay gentes en otros países, el caso de la gente que llevó a Chávez al poder, que se reivindica su movimiento como Poder Popular y esto está en la cuestión electoral; pero también hay gente que va sobre ese concepto, pero niega la lucha electoral, incluso, en México hay gente que está en lo electoral y se maneja bajo ese término y hay aquí también, quienes rechazamos la lucha electoral y sin embargo, nos manejamos bajo ese concepto. Quiere decir que estamos entendiendo algo muy diferente, pero, en lo que sí coincidimos, es que es el pueblo quien debe decidir, no un grupo, que llega de fuera, hacia el pueblo, y que se denomina vanguardia, que es la que cree la que debe de decidir las cosas.

    “Bajo esa distinción, subyace toda una coincidencia, la de que es el pueblo quien debe decidir, no una vanguardia, Ahora ¿El cómo? ahí están matices muy variados, pero todos va por esa idea central, de que el pueblo, por sí mismo, es el que debe decidir. No importa lo que decida, según parece hasta ahora, pero que sí sea ese pueblo el que decida por sí mismo, ya sin la vanguardia, ya sin una representación que diga tener la razón, ya sin un grupo que quiera hacerle llegar la conciencia al pueblo; el objetivo es que el pueblo decida, que el pueblo por sí mismo tome el destino en sus manos, eso sería lo que unifica a toda esa corriente de organizaciones que está en torno al Poder Popular.

    “En la corriente en la que yo me desarrollé antes de caer en la cárcel, concebíamos al Poder Popular, como la capacidad de un pueblo de autodeterminarse, de decidir su destino, pero también comprendía de forma paralela, la construcción de un Ejército Popular, ese era el concepto que nosotros veníamos trabajando mucho tiempo y lo tomábamos en forma integral porque considerábamos a esa capacidad de autodeterminarse, el que también hubiera la capacidad de defenderse, esa era nuestra postura como ERPI, ser ese ejército que construyera paralelamente esa capacidad del pueblo de decidir por sí mismo, es decir, una estructura del pueblo, que le diera esa capacidad de ser autogestionario, de ser autónomo, de desarrollar relaciones de producción no capitalista.

    “Ahora que estoy en la legalidad, entiendo que todo son Poder Popular, solamente que se contemplan aspectos particulares de un lado y que en otro lado no se contemplan y bueno, bienvenidos todos esos esfuerzos que coinciden de dotar al pueblo de esa capacidad de hacer que el pueblo ejerza esa determinación u en otras palabras, que el Pueblo ejerza la soberanía, la soberanía popular, que esa jamás la pierda pese a todo lo que pueda acontecer.”

    ¿Ante el miedo que vive el país, el Poder Popular puede ser una alternativa de lucha a ese mundo que quieren llevar al país, a la inmovilidad y sometimiento mental de su población para que la integración con Estados Unidos sea lo más favorable a ellos? Asegura Silva Nogales que de hecho “el miedo está siendo usado como un arma del Estado, no es algo casual, sino algo premeditado, es algo que forma parte de una estrategia muy bien planificada, por cierto, la estrategia que le llaman ahorita ‘Estrategia de dominio de especto completo’. El miedo es uno de los componentes básicos de esa estrategia y es un miedo que debe ser llevado a su máxima expresión para inmovilizar a la población, para provocar en ella el sentido común falso de que no hay alternativa posible, de que es imposible hacer algo, de que se tiene uno que asumir a la impotencia total.

    “El miedo no sólo genera hoy eso, sino también va dándose una respuesta popular por crear una estrategia, como siempre, hacer una estrategia adecuada a los medios que el enemigo utiliza. Durante mucho tiempo el Imperialismo utilizó ‘la guerra de baja intensidad’ y hay estrategias que sirvieron en combatirla, una de ellas es la ‘guerra popular prolongada’ o la ‘guerra popular revolucionaria’ en Centroamérica, pero ante esa estrategia de ‘dominio de espectro completo’ es necesario elaborar una nueva, creo que a eso corresponde la del Poder Popular, porque responde, punto por punto, a lo que provoca o quiere hacer con nosotros o con el pueblo, con los pueblos, esta estrategia del Imperialismo.

    “Sí se trata de imponer el miedo, el Poder Popular tiene la capacidad de rechazar esto, tiene la capacidad de revertir esa situación el Poder Popular ¿Por qué? porque el Poder Popular implica que la gente pueda ejercer su soberanía y en ese ejercicio de la soberanía que empieza en términos muy pequeños, situaciones cotidianas aparentemente sin importancia, poco a poco, va adquiriendo la confianza de que sí se puede vencer en un aspecto pequeño y poco a poco en un aspecto mayor y el miedo se puede ir venciendo con la lucha misma, sí es que empieza así, de lo pequeño a lo grande.

    “Esta ‘estrategia de dominio’ también implica el hecho de que sí se quiere generar la impotencia, debe enfrentársele un estrategia que demuestra a la gente que no hay impotencia, que siempre se puede hacer algo, esto hace el Poder Popular, que va construyendo desde abajo, esa capacidad de autodecisión, va construyendo desde abajo los instrumentos que permiten oponerse a la política del dominio, va construyendo esa fuerza muy limitada a veces, pero que se puede ir incrementando.

    “La estrategia de dominio mencionada, le pone mucho énfasis en la ‘prevención’, después en la ‘disuasión’, lo vemos en que trata de aniquilar cualquier esfuerzo antes de que se haga peligroso, trata de aniquilar en ‘la cuna’ propiamente a la posibilidad de una alternativa revolucionaria; entonces, sí esto le falla, se lanza con la etapa de la disuasión, que consiste en mostrar una fuerza bestial, en ejercer la violencia de una forma brutal, como lo vimos en Atenco, como la uso en Oaxaca para provocar un Shock, como lo habla Naomi Klein, en su doctrina del Shock, entonces, sí eso trata de buscar, el Poder Popular, permite que esto no tenga lugar, permite que la población tenga la confianza y con esfuerzos pequeños pueda logar el detener esa formación del sentido común en la población, lo vimos en Atenco, la gente debido a esa represión tan bárbara, teóricamente deberían de haber entado en un estado de Shock que la paralizara, Atenco no debería ahorita moverse, sí esa estrategia hubiera tenido éxito, pero por lo que vemos no pudo tener éxito; sí pudo desmovilizar a mucha gente, pero no impidió que se repusiera ese movimiento, hoy se está reponiendo.

    “Gracias a esa reposición del movimiento de Atenco, es posible que salga Nacho del Valle y los otros once presos de la cárcel, lo que hizo Atenco es Poder Popular, lo que ocurrió en Oaxaca es Poder Popular, porque implica que la gente a partir de sus condiciones específicas pudo ejercer esa capacidad de hacer lo que consideraba adecuado y oponerse a esa represión bárbara.”

    ¿Y la construcción de una nueva sociedad?
    “El Poder Popular, dota a la gente no nada más de la capacidad de luchar y de oponerse exitosamente a la represión, sino dota a la población de la capacidad de reponerse de los golpes, si no se hubiera aplicada en esos lugares el Poder Popular, la gente ahorita estaría aniquilada moralmente, estaría atemorizada, como hay gente en Shock, pero hay otros que no, que siguen ejerciendo el Poder Popular, cuando la gente encuentra formas de resistencia, eso es el Poder Popular y ello, por lo tanto, brinda la capacidad de construir una nueva sociedad simultáneamente y de defendernos de este monstruo que se nos viene encima, con la lucha que se va ejerciendo...

    “Por cierto, el Poder Popular no plantea el que todo va a ser bello, hermoso, a partir de un cierto momento de la toma del Poder, no, el Poder Popular considera que esa nueva sociedad se va construyendo dentro de la lucha y que cualquier esfuerzo que prometa todo, para un futuro mejor, es una promesa mesiánica, no tiene ningún sentido, ni creo que sea lo adecuado. Lo adecuado es un proyecto que muestre desde ahora en la lucha misma lo que puede conseguir y que deja ver ya lo que será ese futuro y eso se deja ver en el Poder Popular, se deja ver muy claramente en las Comunidades Zapatistas, en Chiapas, en las cuales se ve ese futuro autogestionario, ese futuro autónomo, ese futuro en el que el pueblo no depende ya de esas relaciones capitalistas de explotación, sino está construyendo las suyas, las propias donde no haya explotación, esa es una característica del Poder Popular, se construye desde abajo, desde ahora, de la izquierda y no se deja para un futuro promisorio que quizá nunca llegue…” concluyó, Jacobo Silva Nogales.

Saturday, May 29, 2010

SÍ VAMOS A
SAN JUAN COPALA
Pronunciamiento de la Red Unidos por los DH

AL PUEBLO DE MÉXICO
A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL
A LAS ORGANIZACIONES DE DERECHOS HUMANOS
A LA OTRA CAMPAÑA

A raíz de la represión paramilitar en San Juan Copala, Oaxaca, que mantiene sitiado a este municipio autónomo, y que acribilló cobardemente a la caravana humanitaria que se dirigía hacia allá en el mes de abril, matando a dos personas con la protección del gobierno estatal de Ulises Ruiz, diversos integrantes de la Red Unidos por los Derechos Humanos (RUDH), adherentes a la Sexta Declaración en La Otra Huasteca-Totonacapan, manifestamos que sí participaremos en la siguiente caravana convocada para el martes 8 de junio de 2010.

Por ello, nos encontramos realizando una campaña humanitaria de acopio de alimentos en esta región, a fin de completar una tonelada para la supervivencia de los pobladores de San Juan Copala. Esta ayuda simbólica del pueblo huasteco-totonaco la haremos llegar por distintas vías, enviando también una comisión que se sumará a la caravana.

Somos conscientes del riesgo que corremos. Sin embargo, la sociedad civil organizada no puede permitir más el fascismo del gobernador Ulises Ruiz, cuya caída deseamos muchos mexicanos, pues él ha significado la legitimidad de la represión, del asesinato, del fraude electoral y de la sistemática violación a los derechos humanos en Oaxaca, con el aval del gobierno federal y de la mayoría de los gobernadores. 

La sociedad mexicana no puede aguantar más tanta humillación. Las distintas organizaciones civiles vencemos el miedo y nos levantamos a enfrentar a este régimen de injusticias en Oaxaca, Chiapas, Guerrero, y en todo este México que se encuentra en el preludio de un levantamiento nacional, como sucedió hace cien años. Acteal, Atenco, Oaxaca, Aguas Blancas, Pasta de Conchos, Cananea, Lázaro Cárdenas, Luz y Fuerza, son sólo ejemplos de una guerra cotidiana contra la población mexicana. Hidalgo, Veracruz, Tamaulipas, Sonora… no cabrían aquí las tantas atrocidades en todo el país. Sistemáticamente se está aniquilando al pueblo de México, pero hoy decimos basta.

Igualmente, nos manifestamos en contra de la participación de diputados, senadores y demás funcionarios de gobierno, quienes pretenden aprovechar la caravana en la actual coyuntura electoral para ganar simpatías, robarse los movimientos populares  y sobrevivir en su putrefacto sistema de partidos políticos; su presencia significaría una ofensa a la dignidad de los municipios autónomos. Nos manifestamos por una caravana de la sociedad civil, digna y rebelde, independiente del gobierno y de los partidos electoreros: no los necesitamos para nada y son un estorbo para la democracia.

Hacemos responsables al gobernador Ulises Ruiz, a Felipe Calderón y a los tres poderes del gobierno federal de cualquier agresión a la caravana y a la población de San Juan Copala.

“Sembremos justicia y el fruto será la paz”
RED UNIDOS POR LOS DERECHOS HUMANOS
Desde La Otra Huasteca-Totonacapan. Mayo de 2010

DEMOCRACIA, LIBERTAD, JUSTICIA
“Por un gobierno que mande obedeciendo”



Thursday, May 27, 2010

La Casa de la Neta desde Monterrey, recuerden en sus últimos programas por www.somosunoradio.org, donde la libertad se legitima !

Como todos los viernes de 6:50 a 8:00 pm desde Monterrey, México,

En la música: Panteón Rococó, Soda Stereo, Skaterrestres; Celso Piña, Jumbo, Verbena Popular; El Gran Silencio & máxxx

Tuesday, May 25, 2010

Insurrectasypunto y Kaos en la Red en A Romper el Cerco Informativo !


 
Red Morazánica de Información / Los Necios


Jorge González / Ciudad Ccs


 
Bruno Lima Rocha [1] y Rafael Cavalcanti Barreto [2] , desde Brasil
Rubén Kotler / Ilustración: JOMRA / De Igual a Igual
Oriol Sabata / LibreRed


  
Patricia Karina Vergara Sánchez para Insurrectasypunto

Nikolás Stolpkin para Insurrectasypunto
 
TheRpasur
Mariana Carbajal / Página 12 / RimaWeb
 
ANRed - Sur 

SIGLA, Puerta Abierta, Jóvenes por la Diversidad
La otra Iglesia: Sacerdotes católicos que apoyan el matrimonio entre personas del mismo sexo

Emilio Ruchansky / Página 12

(Video) "Hoy está en duda el patrón de crecimiento usado por el capitalismo durante estos 30 años"

 
Diario LibreRed para Insurrectasypunto



Agencias / Revista ñ