Wednesday, April 06, 2011

ESTAMOS HASTA LA MADRE !!!



Estudiantes, ciudadanía que se expresó en la Explanada de los Héroes, en Monterrey



En Monterrey Estamos Hasta la Madre !







El descontento es generalizado en el estado.




El Centro Diocesano para los Derechos Humanos Fray Juan de Larios y Belén, Posada del Migrante, nos sumamos, desde el estado de Coahuila, a los actos contra la violencia, la impunidad y por la Paz con Justicia y Dignidad, como parte de la Manifestación Nacional convocada por Javier Sicilia y familiares de las 7 personas masacradas el pasado 28 de marzo, en el estado de Morelos.
 
En Saltillo organizaciones de la sociedad civil están convocando a una manifestación en Plaza de Armas a las 5 de la tarde el miércoles 6 de abril,  evento al cual nos sumamos e invitamos a todos los hombres y mujeres comprometidos por la paz, unamos nuestras voces y compromiso activo para detener esta escalada de violencia que sólo está dejando terror y muerte en nuestras familias, comunidades y pueblos.
 
No queremos un jóven más masacrado (a), no queremos un desaparecido (a) más, no queremos un migrante más torturado (a), secuestrado (a) no queremos más terror e impunidad en nuestro país,
 
 
Atte.
 
CDDH Fray Juan de Larios, A.C.
Frontera con Justicia, A.C.,
Humanidad sin Fronteras, A.C.
 
 
 Estamos hasta la madre...                             
(Carta abierta a los políticos y a los criminales)
  
  
JAVIER SICILIA       
                                                                                                                                    
El brutal asesinato de mi hijo Juan Francisco, de Julio César Romero Jaime, de Luis Antonio Romero Jaime y de Gabriel Anejo Escalera, se suma a los de tantos otros muchachos y muchachas que han sido igualmente asesinados a lo largo y ancho del país a causa no sólo de la guerra desatada por el gobierno de Calderón contra el crimen organizado, sino del pudrimiento del corazón que se ha apoderado de la mal llamada clase política y de la clase criminal, que ha roto sus códigos de honor.
 
No quiero, en esta carta, hablarles de las virtudes de mi hijo, que eran inmensas, ni de las de los otros muchachos que vi florecer a su lado, estudiando, jugando, amando, creciendo, para servir, como tantos otros muchachos, a este país que ustedes han desgarrado. Hablar de ello no serviría más que para conmover lo que ya de por sí conmueve el corazón de la ciudadanía hasta la indignación. No quiero tampoco hablar del dolor de mi familia y de la familia de cada uno de los muchachos destruidos. Para ese dolor no hay palabras -sólo la poesía puede acercarse un poco a él, y ustedes no saben de poesía-. Lo que hoy quiero decirles desde esas vidas mutiladas, desde ese dolor que carece de nombre porque es fruto de lo que no pertenece a la naturaleza -la muerte de un hijo es siempre antinatural y por ello carece de nombre: entonces no se es huérfano ni viudo, se es simple y dolorosamente nada-, desde esas vidas mutiladas, repito, desde ese sufrimiento, desde la indignación que esas muertes han provocado, es simplemente que estamos hasta la madre.
 
Estamos hasta la madre de ustedes, políticos -y cuando digo políticos no me refiero a ninguno en particular, sino a una buena parte de ustedes, incluyendo a quienes componen los partidos-, porque en sus luchas por el poder han desgarrado el tejido de la nación, porque en medio de esta guerra mal planteada, mal hecha, mal dirigida, de esta guerra que ha puesto al país en estado de emergencia, han sido incapaces -a causa de sus mezquindades, de sus pugnas, de su miserable grilla, de su lucha por el poder- de crear los consensos que la nación necesita para encontrar la unidad sin la cual este país no tendrá salida; estamos hasta la madre, porque la corrupción de las instituciones judiciales genera la complicidad con el crimen y la impunidad para cometerlo; porque, en medio de esa corrupción que muestra el fracaso del Estado, cada ciudadano de este país ha sido reducido a lo que el filósofo Giorgio Agamben llamó, con palabra griega, zoe: la vida no protegida, la vida de un animal, de un ser que puede ser violentado, secuestrado, vejado y asesinado impunemente; estamos hasta la madre porque sólo tienen imaginación para la violencia, para las armas, para el insulto y, con ello, un profundo desprecio por la educación, la cultura y las oportunidades de trabajo honrado y bueno, que es lo que hace a las buenas naciones; estamos hasta la madre porque esa corta imaginación está permitiendo que nuestros muchachos, nuestros hijos, no sólo sean asesinados sino, después, criminalizados, vueltos falsamente culpables para satisfacer el ánimo de esa imaginación; estamos hasta la madre porque otra parte de nuestros muchachos, a causa de la ausencia de un buen plan de gobierno, no tienen oportunidades para educarse, para encontrar un trabajo digno y, arrojados a las periferias, son posibles reclutas para el crimen organizado y la violencia; estamos hasta la madre porque a causa de todo ello la ciudadanía ha perdido confianza en sus gobernantes, en sus policías, en su Ejército, y tiene miedo y dolor; estamos hasta la madre porque lo único que les importa, además de un poder impotente que sólo sirve para administrar la desgracia, es el dinero, el fomento de la competencia, de su pinche "competitividad" y del consumo desmesurado, que son otros nombres de la violencia.
 
De ustedes, criminales, estamos hasta la madre, de su violencia, de su pérdida de honorabilidad, de su crueldad, de su sinsentido. 
Antiguamente ustedes tenían códigos de honor. No eran tan crueles en sus ajustes de cuentas y no tocaban ni a los ciudadanos ni a sus familias. Ahora ya no distinguen. Su violencia ya no puede ser nombrada porque ni siquiera, como el dolor y el sufrimiento que provocan, tiene un nombre y un sentido. Han perdido incluso la dignidad para matar. Se han vuelto cobardes como los miserablesSonderkommandos nazis que asesinaban sin ningún sentido de lo humano a niños, muchachos, muchachas, mujeres, hombres y ancianos, es decir, inocentes. Estamos hasta la madre porque su violencia se ha vuelto infrahumana, no animal -los animales no hacen lo que ustedes hacen-, sino subhumana, demoniaca, imbécil. Estamos hasta la madre porque en su afán de poder y de enriquecimiento humillan a nuestros hijos y los destrozan y producen miedo y espanto. 
Ustedes, "señores" políticos, y ustedes, "señores" criminales -lo entrecomillo porque ese epíteto se otorga sólo a la gente honorable-, están con sus omisiones, sus pleitos y sus actos envileciendo a la nación. La muerte de mi hijo Juan Francisco ha levantado la solidaridad y el grito de indignación -que mi familia y yo agradecemos desde el fondo de nuestros corazones- de la ciudadanía y de los medios. Esa indignación vuelve de nuevo a poner ante nuestros oídos esa acertadísima frase que Martí dirigió a los gobernantes: "Si no pueden, renuncien". Al volverla a poner ante nuestros oídos -después de los miles de cadáveres anónimos y no anónimos que llevamos a nuestras espaldas, es decir, de tantos inocentes asesinados y envilecidos-, esa frase debe ir acompañada de grandes movilizaciones ciudadanas que los obliguen, en estos momentos de emergencia nacional, a unirse para crear una agenda que unifique a la nación y cree un estado de gobernabilidad real. 
  
Las redes ciudadanas de Puebla convocan a una reunión en el Zócalo de Puebla, en la fuente de San Miguel,  el miércoles 6 de abril a las seis de la tarde, para exigir justicia y paz.  
 
 

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